Fuente Externa
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Madrid, 25 feb (EFE).- La politóloga y antropóloga peruana Carmen Ilizarbe aseguró a EFE que en la actual crisis de su país “instaurar una asamblea constituyente es la única salida potencial democrática”.

“Pienso que esa sería una buena salida por la vía pacífica en este momento, revisar la Constitución y hacer una nueva, es lo que tenemos que impulsar», dijo la investigadora, que dio una charla en la librería Traficantes de Sueños de Madrid.

«Un proceso constituyente permitiría generar nuevos liderazgos, nuevas agendas y tener espacios de deliberación en diferentes niveles”, agregó.

Las manifestaciones antigubernamentales iniciaron en Perú en diciembre pasado entre acusaciones de un intento de golpe de Estado del entonces presidente Pedro Castillo, cuando la población salió a las calles con demandas como la renuncia de la nueva presidenta, Dina Boluarte, el cierre del Congreso, adelantar las elecciones y una asamblea constituyente.

¿POR QUÉ SURGEN LAS PROTESTAS?

Ilizarbe analiza la protesta como instrumento de soberanía popular en su nuevo libro “La democracia y la calle. Protestas y contrahegemonía en el Perú” (Instituto de Estudios Peruanos).

Su análisis antropológico y político parte con la Marcha de los Cuatro Suyos, un estallido social en 2000, cuando estaba a punto de terminar el régimen de Alberto Fujimori.

“Trataba de entender esta marcha, ya que en Perú no se veía una oposición social ni política fuerte. Era inexplicable por qué en un país que se consideraba que no le importaba nada, de pronto apareció esa revuelta popular, era difícil entender”, relató.

Durante diez años, la autora estudió con detalle las protestas y en algunas participó directamente, pero sobre todo hizo un mapa nacional de las movilizaciones revisando diarios desde los últimos años del Gobierno de Fujimori y luego con datos de la Defensoría del Pueblo.

“A mí lo que me interesó es ver cómo se forma este espacio en el que la gente asume la autorepresentación política para defender sus demandas o tratar de resistir políticas de los distintos gobiernos”, añadió.

Ilizarbe explica en el libro, basado en su tesis doctoral, que desde 2000 “cambió el orden político en Perú, pero en la economía los cambios importantes que se esperaban quedaron inalterados”.

“Hay distintas formas de plantear demandas y requerimientos al Estado, pero yo pensaría que el problema más importante de fondo es que, difícilmente, los distintos grupos que protestan, como urbanos, rurales, sindicalizados, jóvenes, estudiantes y el grupo más grande y situado en zonas rurales, alejado de Lima o de los grupos de poder, no son considerados interlocutores válidos del Estado”, apuntó.

Por ello, considera que las protestas no ocurren porque esa es la primera opción de los ciudadanos, sino que se producen después de memoriales, cartas y una serie de canales institucionales que en Perú no funcionan efectivamente.

LA CALLE COMO PODER POLÍTICO

“Entonces se vuelve una especie de pugna, un poco por torcerle el brazo al gobierno de turno o a las autoridades contra las que reclaman”, agregó.

Al respecto, enfatizó que Perú no tiene partidos políticos fuertes, los ciudadanos sienten que no son representados por las instituciones y salen a la calle para ejercer un poder político que no termina de resolver los problemas.

Por treinta años, en Perú no se ha reconstruido el sistema de partidos políticos y no surgen nuevas organizaciones importantes que puedan articular identidades partidarias que tengan ideología, programas, líderes visibles, militancias y grupos organizados a nivel nacional.

“Es frente a esa ausencia que aparece el espectro de la calle y estas formas de autorepresentación, pero que igual han sido muy desarticuladas. Desde la calle, en el mejor de los casos, se logra obtener un poder de veto, pero no alcanza para reconstruir el sistema político ni la dinámica económica”, es uno de sus hallazgos.

En Perú, más allá de las instituciones, existe un espacio de participación política ciudadana que es la calle, “otra forma de una esfera pública política con una serie de elementos interesantes para repensar las posibilidades de democracia”, concluyó.

Las últimas protestas en el país provocaron 1.880 heridos, 580 de ellos policías, según la Defensoría del Pueblo de Perú, y 70 muertos, de acuerdo a diversas fuentes. EFE

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