Hoy se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad

Rumbo a casa de su madre, que vivía en Villa Altagracia, Bélgica Mota de Pacheco sufrió un accidente. Por un año y siete meses permaneció ingresada en el Hospital Docente Universitario Dr. Darío Contreras con más de la mitad de su cuerpo enyesado. Dos años se vio postrada en sillas de ruedas, y tras cinco años de terapia pudo recuperar un poco de movilidad en sus piernas.

Mota de Pacheco no tuvo otra opción que aceptar su discapacidad motora. Sin embargo, no fue una limitante para seguir con su vida. “El accidente fue a los 18 años, cuando estaba en tercero de bachillerato. Aunque al principio fue duro aceptar esa nueva realidad, sentía que tenía la madurez necesaria para salir adelante”, cuenta.

Después de esos años de recuperación, Bélgica siguió con sus estudios; entró a estudiar Enfermería en la universidad, donde se enfrentó “a las miradas extrañas y de rechazo” de algunos compañeros. “Eso no me detuvo. Tenía muchas ganas de tener una vida normal, a pesar de todo”, admite.

Pudo graduarse, casarse y tener hijos, pese a los pronósticos de familiares, amigos e incluso médicos. “No puedo afirmar que fue fácil, todo lo que logré hasta ahora fue fruto de la perseverancia y la confianza en mí misma”, advierte Bélgica, quien recientemente fue sometida a una operación de reemplazo de cadera: su décima cirugía tras el accidente.

Actualmente, esta luchadora mujer inspira a otras personas con algún tipo de discapacidad a formarse y progresar. En San Pedro de Macorís, encabeza el Centro de Integración para el Desarrollo de las Personas con Discapacidad (Ceindepedis) y dirige la filial del Círculo de Mujeres con Discapacidad en esa provincia.

Los principales programas y servicios de Ceindepedis, que agrupa a más de 300 personas, van dirigidos a la mejora de la vida y calidad humana, la integración social y productiva, mediante acuerdos de instituciones aliadas, formulación y ejecución de proyectos en salud, educación, cultura, deportes y viviendas para personas con limitaciones especiales. “Nuestra misión es servir como un lazo extendido a favor del sector”, dice Bélgica.

Dentro de las actividades que realizan Ceindepedis están la fabricación de artesanías, talleres de motivación y crecimiento personal, ayuda para becas universitarias, así como la fabrican de suapes, que distribuyen en varias comunidades de la provincia. Esa última iniciativa procuran formalizarla y convertirse en proveedores del Estado para mantener a sus familias y acondicionar más el local, que subsiste en medio de profundas precariedades.

“Queremos seguir creciendo, progresando para que las personas con algún tipo de discapacidad cuenten con un espacio donde puedan tener esperanza para mejorar sus vidas aquí en San Francisco”, expresa Bélgica, quien fue reconocida en el 2016 por la Vicepresidencia de la República con el premio “Voluntariado Solidario”. “Quiero ver a todas las personas con discapacidad creciendo y con oportunidades, sobre todo laborales, ya que nuestro mayor obstáculo no puede seguir siendo el prejuicio”, agrega.

Este jueves 03 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Infortunadamente, este día encuentra a estas personas con desafíos que arrastran desde años y que se han visto exacerbados por la pandemia del Covid-19. Las personas con discapacidad, que según la encuesta en Hogar de Propósitos Múltiples 2013, representan un 13% de la población total del país, han alzado la voz durante años para hacer frente a sus retos.

Aunque uno de los mayores logros ha sido la Ley No. 5-13 sobre Discapacidad, que, entre otras cosas, establece en su artículo 14 que el 5% de la nómina pública y el 2% de la nómina del sector privado debe de estar ocupado con personas con discapacidad; todavía este sector tiene que hacer frente a problemáticas de accesibilidad, educación inclusiva, y falta de oportunidades de trabajo formal, de acuerdo con Bélgica.

“Hemos avanzado, pero todavía al país le falta mucho para convertirse en uno verdaderamente inclusivo”, dice.

Al tiempo, reconoce los esfuerzos de la actual Administración para garantizar esos derechos, como las recientes declaraciones del representante de la Dirección de Igualdad de Oportunidades y no Discriminación del Ministerio de Trabajo, Raymond Sosa, de que el próximo año el Gobierno determinará si las empresas en el país cumplen con la cuota del 2 % de empleados con discapacidad que ordena la Ley 5-13.

Igualmente, el de la Dirección General de Contrataciones Públicas (DGCP), que promueve a través de sus políticas que el personal interviniente en las compras y contrataciones de las instituciones del Estado incluyan principios de diseño universal de accesibilidad en sus procesos, para que los bienes o servicios sean utilizados por todas las personas, y como indica el Programa Nacional de las Naciones Unidas (PNUD) “sin dejar a nadie atrás”.

De acuerdo con una encuesta precisamente del PNUD, llamada “Resultados de los análisis sobre la situación de las Personas con Discapacidad y COVID-19 en República Dominicana”, el 70% de las personas con discapacidad en el país afrontó varias problemáticas en los primeros meses de esta crisis sanitaria, que hasta la fecha ha cobrado la vida de 2,333 dominicanos, según el Ministerio de Salud Pública. La encuesta, publicada en junio, indica que dentro de las mayores necesidades que enfrentaron las personas con discapacidades durante los primeros meses de la pandemia destaca un mejor mecanismo estatal para proporcionar atención médica (79%). Le sigue la falta de apoyo económico (78%), la entrega de medicamentos (64%) y alimentos (67%) a domicilio y apoyo psicológico (41%).

Ser mujer y tener una discapacidad: “una gran cruz”

Raysa Polanco sufrió un accidente cerebrovascular en 2007. Esa afección médica le impidió seguir con su vida como antes, ya que dejó secuelas que le impidieron movilizarse con destreza. “Eso me marcó, pero al menos agradezco que todavía tengo la vida”, manifiesta Polanco, quien antes de ese suceso estudiaba Ingeniería en Sistemas. “En el tema laboral ha sido duro, porque si bien para muchas mujeres es difícil salir adelante, cuando tienes una discapacidad es como cargar una gran cruz. El trabajo es doble”, lamenta, aunque confía en que “pronto podamos vivir en un país donde las oportunidades verdaderamente sí sean para todos”. Otra de las “cruces” que tienen que cargar las mujeres con discapacidad es la de la violencia. Para erradicar esa situación, Ceindepedis puso en marcha hace dos meses el proyecto “Ciudadanía activa contra la violencia de género hacia las mujeres con discapacidad en República Dominicana”, que pretende promover un sistema de prevención y atención de la violencia de género que desde un enfoque de discapacidad tome en cuenta las necesidades de todas las mujeres para garantizar su integridad física y psicológica.

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