La esperada reforma policial trajo consigo un sin número de movimientos repentinos que incluyó la destitución del ex jefe de la uniformada. Había que enviar una señal clara e inequívoca al pueblo que convirtió en tendencia por varios días el tema de la seguridad ciudadana, tras el asesinato de una joven madre, Leslie Rosado.
Muchos apelaban al buen manejo del anterior director Edward Ramón Sánchez González y salieron en su defensa. Otros lo tildaban de mudo ya que no le gustaba dar entrevistas. El asesinato de Leslie Rosado llenó de consternación a la sociedad dominicana a tal punto, que el Presidente Luis Abinader se vio obligado a pronunciarse. Ante tan lamentable suceso la respuesta no debía esperar. Fue juramentado el mayor general Eduardo Alberto Then, el salvador del cuestionable cuerpo del orden, que por siglos ha funcionado sin un ápice de orden.

Los primeros días fueron para dejar claro cómo trabaja el mayor general Then, muchas declaraciones dejando claro a los delincuentes que él sí cree en la macana y la mano dura.

Los días pasan y ciertamente se han visto algunas acciones importantes para repeler la delincuencia que nos azota, titulares esperados por todos han desfilado por los medios escritos –apresan banda fuertemente armada–, pero eso no es suficiente.

En su afán de demostrar que está trabajando, el actual director de la Policía ha cometido un error: hablar más de la cuenta. Es por esta misma razón que el pasado viernes se convirtió en tendencia y de mala manera, unas declaraciones retrógradas y ofensivas corrieron como pan caliente, convirtiéndose en viral, la palabra de moda.

“Nosotros vamos a captar de ahora en adelante hijos de papá y mamá, que estén vivos, que estén ahí con ellos. Que nosotros podamos exigirles a través de sus padres cuál es la educación que le han dado”, dijo el mayor general Then, agregándole que no aceptarán hijos de madres solteras.

En menos de 24 horas y tras una avalancha de críticas el director de la Policía Nacional con apenas un mes y 12 días en el cargo, debió poner la reversa y pedir disculpas en una rueda de prensa.
“Manifiesto mis sinceras disculpas por una expresión inadecuada”, se disculpó el mayor general.

Está claro que la mayoría de las veces es más conveniente actuar que hablar y sobre todo cuando la delincuencia sigue siendo uno de los principales problemas que padece la ciudadanía.

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