Hay quienes sustentan que jamás un gobernante dominicano llegó al poder en un panorama tan aciago como el encontrado por Luis Abinader al juramentarse el 16 de agosto, de lo que anteayer se cumplió un mes.
Citar ese panorama en sus vertientes sanitaria, económica y de la caída de la autoestima social, ocasionada sobre todo por el impacto del Coronavirus y el confuso manejo que le dieron las pasadas autoridades, es volver sobre los lodos que dejaron aquellos tiempos.

Pero es a todas luces evidente que de los atisbos de politizar esfuerzos que debían ser políticas de Estado, en la lucha contra COVID 19, hoy las autoridades lideran esfuerzos de todos.

A contracorriente de la confusión y la parálisis, de la desesperanza encontrada, el presidente Luis Abinader está liderando acciones muy puntuales para atacar la epidemia: incremento masivo del número de pruebas, operando o autorizando un mayor número de laboratorios, habilitando instalaciones hospitalarias, multiplicando el número de camas y de unidades de cuidados intensivos, y manteniendo las acciones de previsión y control de la expansión del contagio.

A esas acciones estrictamente sanitarias, el Presidente agrega un ritmo de trabajo que constituye una agenda propositiva y constructiva, que integra e incluye a los sectores dinámicos de la estructura social, de todo el país.

El dinamismo presidencial no se ha concentrado en Palacio sino que está siendo llevado a las diferentes regiones y provincias del país.

En su editorial de ayer, y refiriéndose a la agenda presidencial, uno de nuestros diarios advertía que “Los retos implican que tiene la obligación de mirar solo hacia adelante en la búsqueda de soluciones, en no vacilar para acometer las urgentes tareas que debe cumplir para sacar al país del atolladero y evitar los errores que producen la prisa y otros afanes que no sean los del bien patrio”.

Y al valorar el primer mes cumplido de gestión, recalcaba el editorial:

“El país confía en su presidente y mantendrá esa confianza mientras vea su entrega al bien público en sus actuaciones y su apego a la Constitución y a las leyes. El país siente que el timón del Estado está en buenas manos”.

El primer mes de trabajo del Presidente ha recibido un espaldarazo de confianza ciudadana que lo motiva a seguir avanzando en tiempos en que el país necesita seguir marchando en línea recta sin mirar atrás o a los lados.

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