El jueves 22 de junio pondremos en circulación un ensayo para una propuesta integral. Se trata del título “Hallazgos de la neuroeducación para el aprendizaje temprano”; en el Auditórium de la Fundación Global Economía y Desarrollo (Funglode), a las 7:00 p.m.

Este ensayo propicia:

1.-Educación inicial neuropedagógica. Al nacer el cerebro infantil inicia su arquitectura con 100 mil millones de neuronas que encadenándose forman ramificaciones denominadas sinapsis; se estimulan con la convivencia y las experiencias prácticas para el aprendizaje, movimientos, lenguaje, visión, audición, destrezas, habilidades. Es el momento ideal para iniciar la educación en “Estancias Infantiles Neuropedagógicas”, cerrando brechas con educación de calidad, obligatoria y gratuita, para una nueva época.

2.- Especializar, además, centros para niños en condiciones de atención especial como el “espectro autista” y otras;

3.-Asumir en los organismos internacionales la iniciativa de la Comunidad Europea para que el uso de la internet y los medios digitales sea declarado un derecho humano.

4.-Cerrar la brecha de la pobreza en diez años integrando en “Villas para la Inclusión Social” a la población afectada y crearle un circulo virtuoso.

Al comenzar este siglo XXI confluyen factores que marcan un cambio de época por la relevante irrupción de los medios digitales y de la inteligencia artificial, los cuales descansan en un desarrollo tecnológico de gran creatividad, inventiva, innovación y profundización que producen hallazgos de la ciencia; en especial, y a propósito de este ensayo, la Neurociencia.

Entre sus expresiones están los hallazgos sobresalientes en la Neurociencia a propósito de la educación, originando dos especialidades la Neuroeducación y la Neuropedagogía, que permite conocer para el aprendizaje temprano e inicial la plasticidad del desarrollo arquitectónico del cerebro, supera viejos métodos y crea nuevos paradigmas. En las dos primeras décadas del siglo XXI iluminan hallazgos que provocan grandes transformaciones en el aprendizaje, lo que quiebra tradicionales fetiches y refuerza experiencias metodológicas.

La Neurociencia ha propiciado la Neuroeducación y la Neuropedagogía para concentrar sus hallazgos relativos a contenidos y métodos para los aprendizajes. Un aspecto notable es que en el proceso prenatal se forman cien mil millones de neuronas en el cerebro del niño o niña, las que se encadenan y forman las sinapsis, las cuales desarrollan la arquitectura y estructura del cerebro, con tal rapidez que se afirma sucede en los tres primeros años; definiéndose las áreas de los aprendizajes vinculantes a las experiencias que ha ido recibiendo cada infante.

Ese desarrollo cerebral comienza en el niño o niña al nacer y pasa a ser estimulado por la experiencia y actividad de su entorno familiar y contexto social, y es la fase de mayor sensibilidad por la plasticidad del cerebro.

Nace con esa plasticidad y sus aprendizajes se van produciendo desde su primer llanto, visión, oído, olfato, tacto y ser amamantado por el seno de la madre cuyo latido del corazón le es tan familiar que le crea tranquilidad. Se sugiere iniciar la educación temprana en sus primeros seis meses, en atención al desarrollo que se va produciendo en su cerebro al contacto con actividades apropiadas, creándole ambiente sin estrés para el estímulo articulado de las sinapsis que desarrollan los aprendizajes tempranos.

La aplicación de la Neuroeducación y Neuropedagogía como responsabilidad del Estado, constituye un salto cualitativo, creando una educación de calidad e inclusiva, superando brechas de pobreza.

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