Como sabemos el tiempo de Dios no es el nuestro, sus pensamientos tampoco, andamos en dimensiones diferentes, pero necesitamos sincronizarnos. Su tiempo es lo que delimitó para nuestros acontecimientos, sus pensamientos son el andamiaje para ejecutar sus planes. El reloj de Dios es su voluntad, sus decretos son su hora, su ordenanza es su momento. Da una orden y los tiempos se alinean, los pensamientos se iluminan y su gracia se manifiesta. Nuestros planes y nuestras agendas pueden llevarnos a calles sin salida luego de mucho andar, pero la planificación Divina nos encaminará a la puerta de la bendición. Su propósito es su agenda, hacer su voluntad, triunfo garantizado. El tiempo bien invertido es vida, no le des tiempo al tiempo dale tiempo a Dios y él te dará vida.

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