El riesgo mayor de no vivir con la actitud correcta es perdernos a nosotros mismos. Andar la ruta del éxito dejando restos de tu esencia, de tus sueños y convicciones, de tu forma de amar y ver la vida. Hay quien se hizo rehén de un estereotipo para lograr la cima, crearon estilos, maneras de ser, porque trascender o ser la imagen de una marca lo demandaba. Con los años, las mismas demandas convirtieron al personaje en alguien más importante y productivo que la persona. Temporalmente estaba bien, pero un día comenzaron a extrañarse los privilegios de aquella alma sensible. Nada es por nada, ganar exige perder cosas. Muchas veces se pierde la personalidad para sustentar al personaje, y dejamos de amar lo que somos por lo que hacemos.

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