La Biblia dice: “sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón”, también lo califica de engañoso, advirtiéndonos que seguirlo podría ser fatal. Cuando un corazón es gobernado por sentimientos, intereses, y no por la verdad, tarde o temprano llegarás al abismo. Pongamos algunos ejemplos: Si te quejas de que la prédica es larga, más pasas horas en una serie o en las redes, el problema no es tiempo, es tu corazón. Si piensas que tu billete es gordo para ofrendarlo, pero compraste un carro costosísimo que incluso requirió de un crédito, entonces no se trata de coherencia financiera, sino del estado de tu corazón. Si caes en una crisis, al punto de clamar a Dios, Él obra y luego tú olvidas todo, el problema no es la memoria, es tu corazón.

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