Se dice que la gente no abandona lo que ama, sino lo que duele demasiado, y cuántos están varados en el umbral más alto de su dolor, conteniendo decisiones y colapsando entre frustraciones e intentos. Caras vemos, corazones no sabemos. Quizás no has abandonado pero te abandonaste… No has soltado porque aunque te sangran las manos, no tienes a dónde ir o eso crees. Cuidado, saber no es conocer, conocer no es entender, entender no es comprender. El corazón de la auyama lo conoce el cuchillo, ¡Dios el tuyo! Tu presente puede ser un lugar sin salida, tu pasado uno sin retorno, pero los brazos del Señor son tu: “¡Desde ahora y para siempre!” Dios quiere sacarte de donde no puedes salir si le dejas entrar ahora a tu corazón.

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