No sé si el presidente Luis Abinader recordará que poco antes de las elecciones un grupo de empresarios nos reunimos con él. Era mi primera salida después de la cuarentena y al final le mencioné sobre el enorme peso que cargaría al dirigir un país en medio de una tremenda crisis sanitaria y económica.
Ninguno pensó que, además de los problemas locales, tendría que enfrentar un aumento del petróleo y sus derivados, de los commodities, un aumento nunca soñado del transporte marítimo, más la irregularidad de los servicios de estos.

A todo esto, las consecuencias inesperadas de una guerra de la que muchos hablaban, pero pocos creían se podía dar y que aún su impacto es difícil de predecir.

Fueron muchos los temas tratados por el presidente en su rendición de cuentas, todos dignos de análisis o de mención, espacio con el que no cuento en las prestigiosas páginas de este diario.

Empecemos por el crecimiento económico y la teoría del rebote. Esta es la teoría de Milton Friedman, que dice que el rebote es un resultado de la crisis y que a mayor crisis mayor es el rebote. Lo experimentamos más recientemente en nuestra economía en el 1990, en el 2004 y 2008. Para lograr ese rebote fue necesario tomar acciones claras de políticas monetarias y económicas. No se da por sí solo y cada gobierno que lo logró defendió luego, con razón, la tasa de crecimiento resultante del rebote.

El PIB creció un 12.3% y el Banco Central logró cifras récords en reservas de trece mil millones de dólares, contribuyendo a la estabilidad cambiaria, cuando muchos temíamos una devaluación fruto del impacto de la pandemia en el sector turístico. Las remesas superiores a diez mil millones de dólares fueron responsables en gran medida de que el peso se apreciara hacia finales de año.

Alguien que no tiene nada que ver con empresarios, gobiernos, ni políticos, me comentaba que le parecía, por lo que leía, que el país estaba de moda. Era tomado en cuenta en diferentes ámbitos y se mencionaba positivamente.

Es precisamente esa confianza que ha generado el gobierno, la que ha permitido las grandes inversiones en turismo y que solo este diciembre pasado nos visitaron más de 700 mil turistas. En un año pospandemia el turismo representó para nuestros ingresos en divisas más de cinco mil millones.

El crecimiento de las zonas francas fue de un 20.3% con relación al 2020, más empleos, más parques, más ingresos, más de cien empresas nuevas aprobadas con una generación de empleos directos de ciento ochenta y tres mil, exportaciones récord de siete mil ciento setenta y siete millones dólares, un quince por ciento mayor al monto mayor exportado histórico.

Las zonas francas se han convertido en un referente mundial y por el camino que vamos seremos un hub de manufactura y logístico con el liderazgo en toda Latinoamérica y un referente a nivel mundial.

La industria local no se quedó atrás el índice del Mensual de Actividad Manufacturera (IMAN) se mantuvo por encima de cincuenta (50) puntos y durante el último trimestre del pasado año superior a los sesenta (60) puntos.

Las ventas reportadas a la DGII fueron treinta y dos comas ocho por ciento (32.8%), mayor que igual período del año anterior. Los empleos totalizaron trecientos cincuenta y un mil ochocientos nueve (351,809) un seis por ciento mayor (6%).

Destacar que por primera vez el crecimiento de la industria es superior al crecimiento del PIB y el salario promedio que paga la industria es superior a treinta y tres mil pesos (RD$33,000).
También sus exportaciones crecieron sobre un 20% interanual y por primera vez primera vez en muchos años creció por encima del PIB 13%.

Energía se planifica la de corto y largo plazo para que exista una reserva fría, se perdió tiempo en los últimos ocho años porque hacían falta ochocientos (800) megas más que debieron de haber sido licitados a finales del 2008, ahora se asume y con inversión privada como debe ser.

Viviendas es un reto del gobierno y del sector privado, debemos recordar que durante la pandemia sugeríamos que todos debíamos quedarnos en caso, pero sucede que muchos no tienen una casa. No hay salud, ni educación si no existe una vivienda segura.

En la parte de obras públicas existen miles de proyectos que terminaran de comunicarnos con una red de infraestructura como pocos países, una que anhelo como liles de otros que nos vemos obligados a transitar a diario es el paso elevado de la famosa esquina de pinturas que agilizara el tránsito desde y hacia el sur del país.

Qué decir del manejo de la salud. La vacunación nos ha permitido llegar hasta hoy con niveles de letalidad por debajo del 1 %.
Pocos países pueden exhibir esas cifras y pocos países tienen hoy la tasa de letalidad de 0.76 y la de contagio por debajo del 5%)
Necesitamos un presidente que no imponga su criterio como bien dijo, que escuche a los que realmente desean el éxito del país, que escuche a los que están y no están de acuerdo, porque no cabe duda es el presidente de todos los dominicanos.

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