Hace unos días, el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre anunció la implementación de la Inspección Técnica Vehicular, un instrumento que evaluará el estado físico mecánico de los vehículos de motor en la República Dominicana. La iniciativa está amparada en la ley 63-17 de movilidad, transporte terrestre, tránsito y seguridad vial y se ejecutará bajo la figura de un fideicomiso, mediante alianza público privada.

Como ha señalado el Intrant en comunicados de prensa: “El programa busca disminuir el impacto negativo que genera la mala condición del parque vehicular en las vías públicas”. Y, definitivamente, se trata de una iniciativa que todos los sectores sociales consideran necesaria, debido a que el vehículo es uno de los tres factores que inciden en los siniestros viales.

Sin embargo, el consenso llega hasta el punto de considerar la Inspección Técnica Vehicular (ITV) como necesaria. A partir de ahí, representantes de organizaciones políticas como el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y la Fuerza del Pueblo (FP) criticaron de forma directa la manera de ejecución de la iniciativa.

El principal argumento es que la ley no manda a que se haga a través de una alianza público privada, y que esta gestión gubernamental pretende privatizar la cosa pública.

Y aunque esas objeciones pueden observarse, las críticas del empresario choferil y senador por Santiago Rodríguez, Antonio Marte, son más pertubadoras. Desde su punto de vista, la ITV fracasará porque hay carros públicos que tienen más de 20 años circulando, camiones de carga con muchísimos años de uso y vehículos privados en la misma condición, por lo que no aprobarán las inspecciones.

Bajo su perspectiva, el Gobierno debió reunirse con el sector choferil y acordar el modo de impulsar las ITV. Es curioso, porque desde finales de la década de los 70, el transporte público ha sido objeto de todo tipo de debates.

Conforme las ciudades empezaron a industrializarse, debido a las políticas de crecimiento económico del país, el parque vehicular inició una escalada continua. Y en esta, el modo de uso, como ha considerado Laura Faxas, se tradujo en una cierta categorización social: “Por un lado, un acceso masivo de las clases altas y medias al carro privado y por el otro un proceso de segmentación social que se expresa a través del tipo de acceso a los medios de transporte público: los conchos para ciertos sectores de las clases medias, los autobuses para los sectores populares urbanos”.

De acuerdo con diversos autores, a finales de los 70 y principios de los 80 comenzó parte del caos que para la década del 2010 convirtió a la República Dominicana en el país con más accidentes viales del mundo. Y esto puede explicarse en ese crecimiento del parque vehicular que hemos venido experimentando de forma continua.

Así, la cantidad de vehículos registrados en el país aumento en un seis por ciento el año pasado, al registrar 5.4 millones de unidades en 2022. Eso significa 310,091 más que en 2021.

Con ese escenario, más que hablar de la pertinencia o no de la ITV, conviene preguntarse por qué no se ha hecho antes. Asimismo, es pertinente recordar que en distintos momentos de nuestra historia reciente, los grupos choferiles han fungido como fuerza de presión política con la que resulta compleja cualquier negociación.

En ese sentido, cabe reflexionar en torno a tres cuestiones:

  1. ¿Hasta dónde está dispuesto el gobierno a llegar para hacer cumplir los resultados de la ITV? Marte tiene razón en que una cantidad importante de vehículos del país no aprobaría una inspección. Esa situación pone al Intrant en la posición de flexibilizar el filtro o asumir el costo político de enfrentarse a los choferes.
  2. ¿Qué pasará con los vehículos privados que no obtengan resultados aceptables en la ITV?Esto tiene importancia en el sentido de que, la mayor parte del parque vehicular del país se compone de vehículos privados. Y nuevamente, el Gobierno tiene por delante el reto de solucionar un problema a largo plazo o pagar un costo en lo inmediato.
  3. Finalmente,con lo complejo que resulta realizar una Inspección Técnica Vehicular, ¿qué referentes internacionales se están utilizando para impulsar esta medida del modo más satisfactorio posible? Hay casos de buenas prácticas a nivel internacional, como el de Costa Rica, citado por uno de los partidos críticos a la medida.
    Con todo, aquí lo más importante es que, finalmente se están dando pasos reales hacia la ordenación del transporte terrestre en la República Dominicana. Y así como todos los sectores coinciden en la necesidad de regular el parque vehicular del país, de modo que resulte más sostenible, seguro y confiable, también puede ser una buena decisión dar un voto de confianza a la Inspección Técnica Vehicular. Sus resultados pueden convertirse en el preludio de nuevas políticas públicas y controles más exactos respecto al comportamiento del transporte público y privado en nuestras ciudades. l

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