Los dominicanos residentes en el exterior, sobre todo, en Europa y Estados Unidos, se han convertido en una importante fuente para la economía dominicana, a partir de las remesas a sus familiares y allegados en el país, lo que se traduce en cientos de millones de dólares al año.
El presidente Luis Abinader, en su primer viaje como mandatario a las Naciones Unidas, hizo un alto para tener ese contacto especial que los dominicanos han reclamado por décadas a los gobernantes de turno, sobre todo, reconocer sus aportes y valorar su incidencia en la marcha económica y social del país.

Solo en agosto del presente año, los dominicanos remesaron a sus familiares 872 millones de dólares, según cifras del Banco Central confirmada por el gobernante, cuando reconocía a 37 criollos sobresalientes en la diáspora y ratificaba a la nacionalidad a otros mil 200. Es un acto de justicia que se esperaba desde hace tiempo.

El sacrificio de los dominicanos residentes en el exterior debe ser considerado como un gesto de gran valor, porque su preocupación por la suerte de familiares, dedicando parte de lo que allí producen para alivianarles la vida, es un acto de amor. Esto a la vez, disminuye considerablemente la carga del Gobierno con los ciudadanos.

Saludar este gesto del gobernante de turno es reconocer el valor de esta gente, sin cuyo sacrificio la carga del Gobierno fuera mayor y el nivel de endeudamiento insoportable. La diáspora dominicana merece un sitial especial y, justo es, que la autoridad dominicana así lo entienda y reconozca, como lo ha hecho ahora el presidente Abinader.

Ahora este reconocimiento y valoración debe traducirse en mayores facilidades para los criollos residentes en el exterior, quienes también hacen grandes inversiones en el país a partir de la compra de viviendas y otros bienes, facilitando también la generación de empleos.

Bajar las cargas impositivas, las facilidades en las gestiones consulares y legales, así como la defensa de sus intereses, ayudarían al país a mantener ese importante canal económico abierto como fuente de generación de riquezas. Nuestra diáspora es importante.

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