¿Podrá entender el Presidente Abinader y sus partidarios dentro del PRM el significado y alcance de esa expresión que sirvió de sustento a un programa de política social en los periodos de gobierno del Dr. Leonel Fernández?

¡No entienden ni quieren¡ Se está ignorando la importancia que tiene para los pueblos la seguridad alimentaria, y el dominicano con eso no juega. Hace unos días se reseñaba (Diario Libre 12/12/2022) que: “La clase económica con menos poder adquisitivo o del denominado quintil 1 de ingresos, fue la que experimentó un incremento porcentual mayor del costo de su canasta familiar entre enero y noviembre de 2022: 6.21 %”

A seguidas agrega: ”Cuando en enero estas familias cubrían su canasta con 23,969.45 pesos, en noviembre había subido a 25,458 pesos; es decir, 1,488.55 pesos más”.



El Banco Central sitúa el costo promedio nacional de la canasta familiar en noviembre en 42 mil 799 pesos con 60 centavos. Sin embargo, el salario mínimo oscila entre 10 mil a 21 mil. Para que una familia alcance el costo de la canasta deben trabajar de 4 a 5 de sus miembros, o promediar entre todos por encima de 43 mil pesos. Lo más grave es que en el país hay un 23.85% de la población viviendo en pobreza monetaria, según dato del Ministerio de Planificación, Economía y Desarrollo, y porcentaje calculado sobre una población estimada en 10.6 miIlones, arroja 2.5 millones de dominicanos pasando hambre.

Lo peor es la incapacidad desde el gobierno, encabezado por un economista como lo es el Presidente Abinader, quien se ha sumado apoyando, como el viernes pasado comentaba en su artículo el Dr. Rafael Alburquerque (“EL 2023 será un año difícil”, El Caribe) la subida de la tasa de interés bancaria y eso ha significado dejar “… atrás la política expansiva y se ha pasado a una política económica restrictiva, lo que implica una desaceleración del crecimiento económico, como lo advierte en su entrevista el expresidente Leonel Fernández cuando señala que en estos momentos Europa crece cero, Estados Unidos crece cero y China apenas crece un 1%, y cuando esto sucede los resultados previsibles no son otros que una merma en los puestos de trabajo y, por ende, mayores niveles de desempleo, tal como está ocurriendo en los Estados Unidos y Europa en donde los parados han llegado a alcanzar un 10%”.

Se ha pretendido controlar la inflación con tasa de interés para forzar el retira de partidas de la masa monetaria en circulación; así lo hace EEUU porque busca fortalecer el dólar. Esa política monetaria restrictiva anuncia recesión, que es bajar el crecimiento por reducción de inversión, y provoca desempleo.
El premio Nobel en economía, citado por el doctor Alburquerque, Joseph Stiglitz, “…advierte que la política de los bancos centrales de subir el tipo de interés con fines de controlar la inflación conducirá a una recesión con dolor y sufrimiento para la población”. Esa recesión trae desempleo; si se juntan las tres (inflación, recesión y desempleo), se entra en la más difícil crisis económica que se denomina estanflación.
Definitivamente, las grandes crisis son oportunidades para hacer las cosas diferentes, pero requieren de gestores de experiencia de Estado. Ahora multipliquemos los panes entre nosotros: se debe esperar 2024 para hacer valer “comer es primero”.

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