Al margen de cualquier decisión que tome el expresidente Danilo Medina al respecto -y que respetaríamos- entendemos que, en esta coyuntura específica, resulta el liderazgo idóneo para dirigir el principal partido de oposición y no creemos que existan razones mayoritarias contrarias hacia dentro del PLD; por supuesto, sin conculcar legítimas aspiraciones de otros. Y esa posibilidad estaría avalada por dos razones básicas: a) es el líder de mayor gravitación e influencia interna y externa; y b) por asunto estratégico y de conveniencia partidaria -porque: ¿qué partido manda al banco a su mejor activo-liderazgo y que además tiene en su haber una obra de gobierno sin precedentes? -, algo que, ningún peledeísta, ingenuo o no, pueda no leer. Además, el hecho o agregado estatutario-significativo: de que el presidente ni el secretario general del PLD podrán aspirar a ninguna posición electiva o administrativa a los poderes públicos. Así sea a alcalde pedáneo.

Por esas razones, me inscribo entre los peledeístas abanderado de esa conveniente candidatura. Eso sí, jamás la vería o la concebiría como de vida o muerte, pues a nadie, así sea un líder, se debe obligar que asuma una tarea o compromiso que no esté dispuesto, por las razones que fuere, a aceptar, pues en política nada debe ser obligatorio sino voluntario o, por legítima aspiración. De modo que, si el expresidente y líder del PLD se decide por la presidencia del partido, en cualquier escenario y en mi opinión, ganaría holgadamente ya por votación, consenso u aclamación. Lo que sí, y desde mi humilde opinión, es que su posible candidatura cuasi impondría un pluralismo-contrapeso eleccionario de percepción pública: cuidar que la secretaría general proyecte una suerte de diversidad partidaria (esto, estoy seguro, en el fondo, es de lógica política). Digo y sostengo lo anterior, porque la idea es: retomar el poder de cara al 2024, y en el PLD, adentro y afuera, hay matices y al ser un partido con vocación de poder no descartamos retornos -no de tránsfugas inconversos-, siempre y cuando, haya un canal expedito y de poder que facilite, con agrado y entusiasmo, esos retornos….
Y desde mi exigua óptica, ese canal de contrapeso y diversidad lo complementa el aspirante Aristipo Vidal. Otra mutual, diferente, si va Danilo Medina, se vería como hegemonía de tendencia -no plural-contrapeso-; o si es contestataria o burocrática, el riesgo, cierto, de que no haya vocería al unísono sino la de un gurú -engreído o sabelotodo- o la un tecnócrata -inaccesible- que podrían caer en desafinaciones o hacer concesiones discursivas -públicas-complacientes- con adversarios en tiempos de intransigencias estratégicas y de oposición racional; pero, también, combativa o sin cuartel. ¡Piénselo!

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