La mayoría de la gente entiende que no tiene nada que dar. Frecuentemente has escuchado o repetido: “Si yo tuviera dinero para dar a los demás…”, en otras ocasiones: “Yo tengo tantos problemas que con los míos me basta. Vivo tan ocupado que apenas tengo tiempo para mí y mi familia, ya que salgo en la mañana y regreso por la noche de trabajar”. Cada día son más los individuos que manejan una gran necesidad y vacío, aun teniéndolo todo.

Aprender a descubrir el efecto emocional que produce poder llegar a otro o a otros, aportando algo a su vida, llevaría a la gran mayoría a tener una sensación de satisfacción permanente en su cotidianidad.

Todos tenemos mucho que ofrecer, a veces nos sobra lo que, a muchos de tu entorno familiar, social, les falta. No tienes idea del valor y poder que provoca en una persona ser escuchada, si te pones a ver, a veces estás en un lugar donde alguien que ni te conoce, pero interactúa en una conversación, te habla de su vida y problemas como si te conociese de toda la vida. Si te detienes a observar su lenguaje no verbal, al terminar, pareciera otro rostro. Para los que entienden que económicamente no tienen recursos, te aseguro, aquello que a veces desechas, como ropas, objetos del hogar, para otro sería un gran regalo.

Cuando estamos en lugares como un centro comercial, ese dependiente del que te quejas porque no te trató como debe ser, posiblemente hubiera bastado con que al llegar le ofrecieras un saludo, y por qué no, acompañado de sonrisa, y un por favor, con lo que probablemente el malestar que podría tener por su trabajo o algo personal disminuiría, y la interacción hubiese sido gratificante y edificante para ambos.

En la intimidad de tu familia, te aseguro que la mayoría de las situaciones y conflictos lo ocasionan porque en la dinámica no se está dando lo mejor de nosotros y, contrariamente, se demandan unos a otros, olvidando que quien da, recibe. Por tanto, con la calidad de lo que das, en la misma dimensión vendrá hacia ti.

No hay que tener grandes cosas para dar. ¿Sabes por qué? Las más importantes, necesarias, que llenan la vida y colaboran para una buena salud mental, y más hoy con lo convulso que está todo, no cuestan dinero, la búsqueda empedernida de este último te roba la vida, y la oportunidad de entregar a otros de ti mismo, y ser tú el mayor ganador.

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