“Ya el equipo está en la puerta de su casa, no les responden el timbre”. – “Disculpe, llego en 10 minutos”. – “Usted tranquilla, ellos esperan”. Retorno la llamada, pido disculpas porque en ese momento se me presentó algo. “No hay problemas, llame para retomar la fecha. Buenos días”.

Segunda cita: “Los muchachos van saliendo para allá”. Le respondo: “Señor, me va a excusar de nuevo, pero al ser lunes olvidé, hoy de verdad estoy complicada, entre mis alergias y la situación de salud del país, prefiero esperar a enero y no exponerme con personas en casa”. Me responde: “La entiendo, tranquila. La garantía del servicio es de 5 años y apenas ha pasado el primero”. Impactada de su quietud y respeto hacia mi persona, sin alterar la voz ni reclamar, solo me dice: “Lo importante es cumplirle con la garantía de mi trabajo, no se preocupe”.

Con esta experiencia de tolerancia e increíble dominio propio, no pude evitar cuestionarme como persona: “¿Cómo ha llegado este señor a poder manejar sus emociones a este nivel, donde en dos ocasiones pierde su tiempo debido a mi situación y, al contrario, pareciera que es él quien se excusa?”, razón por la cual, pidiéndole excusas le llamo: “Necesito saber, como enseñanza personal previa a la Navidad, ¿qué le ha permitido este comportamiento tan equilibrado, no se molestó?” A secas, esta persona de padres japoneses, criado en el país con cultura totalmente distinta a nosotros, contesta: “No señora, ¿por qué?, para nada. Recibí desde niño en mi formación que en la vida cada individuo es un universo con sus situaciones, que maneja luchas diarias las cuales a veces no puede resolver”. Continúa: “Entendí que debo siempre colocarme en lugar del otro, que no depende muchas veces de lo que uno quiere o debe hacer, sino en las circunstancias vividas por cada cual. Aplico a mi cotidianidad el dar y el tratar como quisiera lo hagan conmigo”. Agrega: “Mantener la paz cuando no soy yo quien fallo y en ocasiones el otro agrede, permite desarmar y transformar la respuesta neutralizando todo tipo de hostilidad. Los conflictos intrafamiliares, entre vecinos, amigos, en el trabajo, son ocasionados por la incapacidad de tolerarnos y el criticarnos los unos a los otros, tratar de querer cambiar lo que ya es esencia en esa otra persona”. Para este 2021, revisa el nivel de tolerancia hacia otros y de manera especial a ti mismo con tus defectos y virtudes.

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