“En busca de la felicidad”, “Lo único que quiero es vivir feliz”, “Nada que me dé problemas lo quiero, porque la vida es corta”. Esta es la nueva manera que se ha vendido, aprovechando la difusión masiva en milésimas de segundos que lleva a una idea insólita e irreal de lo que verdaderamente es la vida. Si bien es cierto que La Biblia sostiene que no se afanen por nada, ya que por mucho que lo hagas no vas a lograr nada, acompañado de que cada día trae su propio afán, no significa que desde el momento mismo que salimos del vientre de la madre empezamos con una luz cuyo reflejo permite que nuestros ojos se defiendan, el primer grito al salir de donde se tenía su seguridad y calor necesario.

La vida no es una foto que puedes retocar cuando envejece, y restaurar, al contrario, partiendo del concepto bíblico señalado, vivir implica mantener un equilibrio ante todas las situaciones que se van presentando, algunas que podemos evitar, y la gran mayoría está fuera de nuestro control. Por tanto, es más que necesario, como nunca antes, buscar dentro del hogar la base y estructura a través de la cual los hijos aprendan a manejar sus emociones ante las circunstancias que se les presenten. Es imposible educar para ser solo “feliz”, cuando sabemos que no es real y que, por el contrario, si hay algo que le da sustancia a la vida es ir venciendo situaciones desde pequeño, de manera sana.

De manera sutil se están introduciendo en las aulas conceptos llamados “libertades”, “derechos” donde cada vez más se desplaza lo que ni el nombre quieren señalar, y es la autoridad paterno-materna, son los padres y/o tutores, nadie más, no solo los responsables, sino únicos con derecho y deber de guardar a sus hijos, con crianza basada en valores morales, éticos, cristianos, en el lugar que es el seno familiar, núcleo de toda sociedad.

Si encima de que hoy en las manos de nuestros niños se les está permitiendo estar arropados de informaciones de toda índole por todos los medios que tienen a su disposición vía el internet, partiendo desde los mismos “programas para sus edades” que consumen, se permite además adoctrinamiento masivo en nuestras escuelas y colegios, quedará la familia destituida de su verdadero valor. Padres, madres, abuelos, tíos… protejan, velen, abran los ojos y cuiden como tesoros estas generaciones y las próximas, antes de llegar a lo que sé que la mayoría ya sabe se está viendo en los llamados “países desarrollados”.

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