En la pasada entrega, bajo el título “Con el presidente Abinader”, analizamos la postura del Gobierno dominicano frente a los inmigrantes ilegales y seguimos entendiendo que la posición del Gobierno es correcta, en tanto se basa en el ejercicio de un derecho totalmente soberano establecido en las leyes que rigen nuestra nación.

Si hay alguna discrepancia con estas acciones, corresponde a nosotros como dominicanos encararlas; hacerlo de otra forma, de afuera hacia dentro, es una injerencia, tal como calificó el presidente Abinader, “inaceptable”. A partir de ese pronunciamiento del presidente, se ha desatado una ofensiva poco usual contra nuestro país, por parte de los Estados Unidos de Norteamérica y los llamados organismos internacionales bajo su influencia. Como decía alguien: “A veces hay cosas que se ven y otras que no se ven.” Lo que se ha estado viendo es la reacción de los Estados Unidos y de estos organismos, lo que no se veía porque no había salido a la luz pública es el fondo de esa reacción. Es que ellos desde hace tiempo habían sugerido que el Gobierno dominicano creara una zona de refugiados haitianos en nuestro territorio, a lo que lógicamente el Gobierno se negó y se sigue negando.

Estados Unidos tiene bastante espacio en su territorio para hacer eso. ¿Por qué no lo hace? En cambio, a diario estamos viendo deportaciones y mal trato contra todos los inmigrantes y básicamente de los haitianos. En una sociedad como la norteamericana donde históricamente ha prevalecido el racismo, calificar a otra nación de racista, sobre todo a los dominicanos, es un sin sentido que el mundo no lo cree.

La postura del presidente Luís Abinader es una postura patriótica, que responde al sentir nacional y que la clase política, empresarial, y la sociedad en sentido general, debemos apoyar. Todos sabemos que Estados Unidos es nuestro principal socio comercial, de la importancia del flujo turístico que viene desde allá, del comercio, y las remesas; ellos quieren utilizar esta realidad para chantajearnos y pretender imponernos su visión interesada o de lo contrario proceder como lo han hecho, primero con el comunicado “Alerta: Reforzamiento en curso de migración en República Dominicana”, emitido el 19 de los corrientes, y posteriormente con la amenaza contra el Central Romana, al anunciar la detención de la importación de azúcar sin refinar y los productos a base de azúcar, a partir del 23 de noviembre, producidos en nuestro país, poniendo su Embajada a hacer declaraciones públicas temerarias.

En lo personal no me sorprende nada de ellos, conocemos su naturaleza y sabemos cómo actúan. Hacerlo contra la gestión de gobierno de un joven presidente que por su origen de clase y su pensamiento político nunca ha estado en una posición de confrontación con ellos ni con sus intereses, es además de injerencia un acto de cobardía. Pero así son ellos y es bueno que el pueblo dominicano haga conciencia de la naturaleza del imperio norteamericano.

Ante esta situación, que lesiona la soberanía de la Patria como nación libre e independiente de toda potencia extranjera, fruto del sacrificio y lucha de nuestros fundadores y restauradores, Duarte, Sánchez, Mella, Luperón y otra pléyade de hombres y mujeres que dieron sus vidas por la libertad de nuestro valiente pueblo, la sociedad en general, sin importar banderas políticas e ideológicas debe defender nuestra historia, soberanía e independencia y no dejar solo a quien hoy ostenta la presidencia de la República. ¡La Patria es de todos!

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