La violencia contra la mujer y el Covid-19 son las dos pandemias contra las cuales lucha nuestra sociedad, una -el Covid-19- con más éxito que la otra. La violencia contra la mujer no es un problema de los tantos con los que nos ha golpeado el 2020, pues es irrefutable que venimos luchando contra la discriminación, los tratos inhumanos y degradantes hacia la mujer desde hace siglos, cómo olvidar que en 1879 Gustave Le Bon afirmaba que una mujer inteligente es tan rara en su existencia como un gorila de dos cabezas; Maquiavelo por su parte, consideraba que “es preferible ser impetuoso y no cauto, porque la fortuna es mujer y se hace preciso, si se le quiere tener sumisa, golpearla y zaherirla”.

El artículo 1 de la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, considera “violencia contra la mujer” a todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.

Este 25 de noviembre al conmemorarse el Día de la Eliminación de la No Violencia contra la Mujer, conforme la Resolución de las Naciones Unidas A/RES/54/134, propuesta por la entonces Embajadora de República Dominicana, Cristina Aguiar, dicha resolución arribó a 20 años y continuamos con el mismo problema: LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER. Actualmente, todos demandamos el cese en todas sus manifestaciones, por constituir una vulneración, no solo a la Constitución de la República, sino, a todos los instrumentos internacionales de los cuales la República Dominicana es signataria. La sociedad sigue solicitando al Congreso Nacional la aprobación del proyecto de ley que crea el Sistema Integral para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.

Al igual que como con el Código Penal, necesitamos una ley contentiva de un plan de protección con normas penales específicas que eliminen este fenómeno, no podemos quedarnos enfrascados en una discusión para lograr un acuerdo sobre el tema “Violencia contra la mujer o Violencia de Género”, porque mientras tanto, nuestras mujeres están sufriendo maltratos que por lo general terminan en la muerte de éstas.

La violencia contra la mujer incide en el ejercicio de la mayoría de los derechos fundamentales y lesiona gravemente la dignidad humana, es un problema que exige una tutela especial, específica de la mujer, aunque sean estas menores de edad, así ha sido previsto por la comunidad internacional al tutelar a la mujer contra la violencia en dos convenciones de las cuales República Dominicana es parte: (i) Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y (ii) Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.

Estamos a falta de un protocolo que garantice la atención a víctimas de violencia de género, violencia intrafamiliar y delitos sexuales. Debe de ser un compromiso estatal la reducción de los niveles de violencia a los fines de combatir y erradicar toda forma de violencia contra la mujer en el marco del Estado social y democrático de derecho.

No solo el 25 de noviembre debemos como Estado reiterar un compromiso con los valores, principios y normas constitucionales de igualdad entre mujeres y hombres, necesitamos más, pero de todos los dominicanos, no podemos permitirnos tener NI UNA MÁS en la lista de víctimas, NI UNA MENOS logrando sus metas: ser presidenta, fiscal, ingeniera, abogada … madre.

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