Comparar República Dominicana con otros países, y colocarla siempre como lo peor, se ha hecho costumbre en la mayoría de sus ciudadanos. Y que no, expresiones como “Aquí nada sirve”, “La gente es de la jungla”, “Imagínate, hecho aquí”, “De aquí hay que irse”, “Salir de este atraso”, entre otras frases denigrantes, y creo quedo corta de la manera de expresión que sin importar edad, han sido el eco cotidiano en nuestro país.

Sin embargo, cuando tienes la oportunidad de viajar a alguna nación desarrollada, donde la mayoría de sus problemas han estado siempre resueltos (cosa que aspiramos naturalmente), te das cuenta cómo te ponen alfombra roja al decir que eres del Caribe, y de manera especial de la nuestra, la cual la mayoría quiere conocer y, en países como España, es la meta para luna de miel, como el paraíso deseado.

Nuestra región desde décadas atrás estaba representada en gran parte de vitrinas de empresas tur operadoras y líneas aéreas de la mayoría de los países, de manera especial europeos, con imágenes impresionantes de nuestras playas, ríos y rostros que expresan la mezcolanza de razas, pero sobre todo la magia y alegría que delante de estos nos representa, sin embargo nosotros ignoramos.

El momento histórico vivido por la humanidad, inseguridades de todo tipo, revueltas y amenazas en esas grandes urbes, ha permitido que nosotros queramos avanzar y se opere un verdadero cambio para esta tierra nuestra, que produce todo tipo de frutos, con un clima que favorece por su brillante sol, tal no vez no concreta su demostración, pero la realidad es que estamos dentro de los niveles más importantes en el manejo de aquello que a todos se les ha ido de la mano. Ver cómo de nuestros jóvenes emprendedores con metas, capacidad, creatividad, lograron lo que en años, tratando de importar de cerebros extranjeros, dejaron plasmado en la noche de ayer el sello marca país, precisamente conjugando todo aquello que disponemos para ofrecer al mundo, aunque muchos dominicanos, aun hoy, no lo quieran admitir.

Verdaderamente pareciere aquella tierra que La Biblia describe que “destila leche y miel”, y también lo que en esta se expresa que basta ver la perfección de la propia naturaleza para con ella reconocer la mano y el poder de Su Creador, nuestro Dios. No sé ustedes, pero como nunca, en este tiempo doy acción de gracias por haber nacido aquí, en República Dominicana, entre mares, montañas y ríos.

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