Como dice la canción: un año que viene otro que se va. Un año de retos; aumentos de precios, resultado de una guerra inimaginable en estos tiempos y que ha repercutido en una economía mundial, aún afectada por la pandemia.

Empecemos por Haití. Una crisis cada vez mayor, acompañada de una indiferencia aún más grande de la comunidad internacional, que deporta haitianos y a la vez presiona nuestro país para que carguemos aun más con la crisis que parece no tener fin. Pretensiones de establecer campamentos de refugiados en la frontera hasta que termine la crisis, que por el camino que va sería pretender convertirlos en asentamientos.

El Gobierno, como pocos, ha mantenido una actitud tanto en lo interno como en lo externo de denuncia de la gravedad de la situación del vecino país y ha repetido hasta el cansancio que hemos sido el país más solidario, algo que no se nos reconoce.

Francia, que debía ser la primera en buscar una solución por haber, con un impuesto insólito, quebrado la frágil economía de Haití. No sé si por eso me alegré más que nunca de que Argentina ganara el mundial de fútbol.

La muralla camina lenta, la creación de una zona de desarrollo parecido al milagro de Codevi sigue siendo un reto que la comunidad internacional debe replicar para generar miles de empleos y desarrollar las zonas fronterizas de ambos países.

La economía sigue siendo la envidia de la región. Muy a pesar de los choques externos, S&P Global Rating nos califica como una economía de alto crecimiento, de -BB a BB cambia la clasificación de la deuda, un logro sin precedentes en época de crisis. Esto se ha logrado a pesar de que el Gobierno ha tenido que subsidiar combustibles y energía.

Nos queda enfrentar una reforma tributaria que será para luego de las elecciones del 2024. Llegarán en ese entonces las discusiones entre los teóricos que no pagan impuestos y los sectores reales de la economía. ¿Si la presión tributaria es alta? ¿Cómo afecta a la clase media que paga ya muchos impuestos? ¿Qué sucede con la informalidad? Será interesante, pero falta año y medio.

Un tema al que debemos poner más atención es la seguridad. Se han dado pasos importantes con la mejoría de las condiciones salariales tanto de los policías como de los demás cuerpos castrenses. Se han equipado con equipos modernos y algo insólito, con uniformes que no tenían y se los pasaban de un cuerpo militar a otro cuando debían rendir honores al primer mandatario de la nación.

La justicia avanza para muchos de forma lenta, pero con pasos nunca antes vistos, han perimido algunos de los periodos de cárcel preventiva, pero la sociedad ha juzgado de antemano a muchos de los inculpados.

El tan criticado sector eléctrico. No se puede discutir que las EDE debieron ir más rápido en su recuperación, una mezcla de curva de aprendizaje y falta de coherencia entre los Administradores y el Consejo Unificado, dificultad para invertir más en las redes, por el enorme peso de los precios de los combustibles.

A pesar de todo eso, pocos reconocen que por primera vez no se controla la demanda de energía, todos los sectores reciben el cien por ciento, paguen o no su factura, con una incidencia positiva en el desarrollo del país. Me decía un amigo, “es cierto que la luz está muy estable, mi reloj eléctrico no lo he tenido que reiniciar”.

Punta Catalina, al finalizar el año habrá generado un diez porciento más que en el 2021 y Hacienda habrá recibido US$200 millones, que para unos son utilidades distribuidas para otros, repago de los préstamos de la construcción.

Como quiera contabilizarse, resulta ser un enorme apoyo al presupuesto de la nación.

Tenemos por delante un año de retos, como los son todos. Se calientan las maquinarias electorales.

Latinoamérica sumida en profundas diferencias, elecciones que se definen con escasos márgenes y el ejemplo de democracia en nuestro hermano mayor, que le tomó días para definir los resultados de elecciones a gobernaciones y al congreso, ahora también inicia un año preelectoral. Las acusaciones entre republicanos y demócratas estarán en CNN y Fox.

Para terminar, quiero desear a todos en esta época especial cuando celebramos el nacimiento de Jesús, pensar en la importancia de lo que significa para los cristianos, un tiempo de reflexión, de olvidar rencores. Que las redes sean para unirnos, para respetarnos ahora y durante todo el próximo año.

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