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Estos últimos días han estado marcados por una serie de acontecimientos no tan agradables para la salud mental de la gente. Nuestro país no es la excepción, porque también nos debatimos entre problemas y situaciones que son pan nuestro de cada día, pero que de repente nos ponen a pensar sobre lo que está pasando en el mundo.


Las noticias internacionales no son halagüeñas, contando los más recientes actos de violencia en los Estados Unidos que han marcado el sentir de todas las sociedades del mundo, carestía de los productos de primera necesidad, combustibles caros y un COVID-19 que no termina de despedirse y sigue cobrando víctimas en todo el planeta.


Nosotros como país tercermundista, pero geopolíticamente bien ubicados, nos llega todo como en botica, con la diferencia de países desarrollados y donde se aplican las leyes, el nuestro es un mar de impunidad a todo dar.


Lo primero es que ya no podemos salir a las calles, porque somos asediados por los motociclistas que ya no caben en nuestras vías, de tantos, circulan como abejones por cualquier lado. No tienen el más mínimo cuidado mientras transitan, si rayan los vehículos o si se llevan de por medio a alguien, en fin…


Yo soy una que ya no los puedo ni ver. Cuánto desorden con este conglomerado y nadie dice nada, ni hace nada para aplicar la ley a estos desaprensivos e irresponsables y que paguen por sus infracciones. Hasta que no logremos esa conquista, todo seguirá de mal en peor.


Cada día se suman más motores a las calles sin ningún control, y claro, ellos hacen los que les da la gana, porque se sienten protegidos.  ¿Qué es lo que vamos a hacer con ellos? Me pregunto. Porque las soluciones están ahí, solo hay que aplicarlas.


Y mientras los motoristas, asaltantes y delincuentes hacen fiesta, los honorables congresistas se lo pasan debatiendo temas sin importancia y que nada aportan al desarrollo del país.


Lo más reciente y ridículo que he escuchado en estos días es que quieren seguir dividiendo el territorio nacional. ¿Es que no pensamos, ni pretendemos salir nunca de este atraso?  Cómo es posible que a alguien se le ocurra someter un proyecto de ley para crear otra provincia. ¡Dios mío! Pero y en qué país es que vivimos.


Y lo más penoso es que, al parecer, los representantes de los principales partidos apoyan esta descabellada pieza. El dinero que se recauda para atender prioridades como educación, salud, desarrollo vial, agropecuaria, y demás renglones de interés económico y social, iría a parar al pago de nóminas. Iría a parar al proselitismo, a más de lo mismo, por lo que muchos ciudadanos estamos hasta el tope.
De continuar dividiendo el país, llegará el momento en que cada sector tendrá un gobernador, un diputado, un senador y un regidor.


Siempre he pensado que un legislador debe pagársele por aportes que sumen, y aquellos que no sumen se irían eliminando solos. Con tantos temas de interés en la palestra para crear grandes proyectos de desarrollo y ni por asomo les llegan las ideas.  Y pensar que estas gentes se llevan tanto dinero a sus arcas sin trabajarlos, ni sudarlos. Eso da pena y vergüenza.


Vamos a ser más serios y aportemos. No seamos ridículos, ni payasos, que de eso ya estamos hartos.

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