Definir el poder tiene sus complicaciones. Dependerá, en la mayoría de los casos, del lugar que ocupe el analista en la sociedad. Y, obviamente, de la misma sociedad desde la cual se analice. Seguro tendrán concepciones distintas sobre el tema un obrero centroamericano, que uno ruso o de Corea del Norte. De igual forma, distinta tesis sobre el poder tendrán el presidente ruso Vladimir Putin y el estadounidense Donald Trump.

Para Moisés Naim el poder “es la capacidad de dirigir o impedir las acciones actuales o futuras de otros grupos e individuos”, terminando su definición con estas palabras que completan el concepto “es aquello con lo que logramos que otros tengan conductas que, de otro modo, no habrían adoptado”. (El fin del poder, 38). Para Bertrand Russell, en cambio, “el poder puede ser definido como la producción de los efectos deseados” (El poder, 34).

El “poder” puede ser clasificado, según Russell, “por la manera de influir en los individuos o por el tipo de organización que implica”. Las formas de influir en los individuos son: “a) por el poder físico directo sobre su cuerpo, por ejemplo, cuando es encarcelado o muerto; b) por las recompensas y los castigos utilizados como alicientes, por ejemplo, dando o retirando empleos; c) por la influencia en la opinión, por ejemplo, la propaganda en su sentido más amplio”. Entre las organizaciones propias del sistema que inciden en la formación de una conciencia social y política de los individuos están las iglesias, los centros educativos y los partidos políticos.

Este poder, como capacidad de hacer producir “los efectos deseados”, según Russell, puede asumir una de las siguientes formas: 1. Poder sacerdotal. 2. Poder real. 3. Poder desnudo 4. Poder revolucionario. Y, 5. Poder sobre la opinión.

1. El poder sacerdotal no necesita justificarse a cada momento, cuenta con la fuerza de la costumbre. Además, al asociarlo a creencias “religiosas o casi religiosas” la resistencia, críticas y el debate racional esta, normalmente, excluido.

2. Al poder real nos hemos referido anteriormente, en otra PINCELADA de esta serie.

3. El poder desnudo, según Russell, “es generalmente militar y puede tomar la forma de tiranía interna o de conquista exterior”. Para el autor, Alejandro Magno y Julio César tenían este tipo de poder, los cuales “alteraron todo el curso de la historia con sus batallas”. Sin Alejandro, “los evangelios no hubieran sido escritos en Grecia y el Cristianismo no hubiera sido predicado a través del Imperio Romano”. Sin César, “los franceses no hubieran hablado un idioma derivado del latín y la Iglesia católica apenas hubiera podido existir”.

4. El poder revolucionario, requiere para establecerse “un apoyo popular… vigoroso y activo”, y los une “una nueva doctrina, un programa o un sentimiento, como el protestantismo, el comunismo o el deseo de independencia nacional”.

5. Finalmente, el poder sobre la opinión, el cual se consigue mediante “la cultura y la sapiencia reales o supuestas”.
Este y otros temas, serán objeto de próximas PINCELADAS.

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