Hace ya más de un mes que el Senado de la República inició el proceso de selección de los nuevos integrantes de la Junta Central Electoral.

Durante casi 5 semanas, cerca de 300 profesionales, fueron entrevistados por la comisión especial, designada al efecto por el Senado.

El país pudo presenciar un escenario variopinto desde muchos ángulos. Por una parte, la diversidad de profesionales de distintas ramas del saber gracias a la apertura que ha dado la ley 15-19 para que el organismo electoral pueda estar integrado por expertos de distintas ramas del saber, exigiendo juristas solo para la presidencia; y, por otra, todo tipo de personajes que dieron lugar a todo tipo de reacciones.

Desde los más importantes sectores políticos y sociales se viene exigiendo que quienes integren el nuevo pleno de la Junta Central Electoral tengan un determinado perfil, que sean profesionales de reconocida trayectoria y, sobre todo, que sean independientes y apartidistas. O sea, sin ninguna vinculación, al menos formal, con partido alguno.

Y eso es plausible, es lógico y entendible que, quienes tengan por misión arbitrar un proceso no tengan ningún tipo de interés ni hayan vivido la natural pasión del proselitismo político. Creo, que la aceptación de ese perfil es un acuerdo entre todos los sectores políticos y sociales y que, los disidentes, son muy pocos y aislados.

Ahora bien la exigencia de un determinado perfil para quien ocupe un puesto no puede ni debe variar el hecho de que los puntualmente elegidos sean el resultado de un consenso, entendido este como la aceptación de la totalidad de quienes tengan el poder de decidir.

Después de todo, es importante que cada uno de los eventuales arbitrados no tengan, de antemano, la excusa para acusar de malsano cualquier parte del proceso que corresponda arbitrar.

Si bien el proceso de entrevistas mostró ciertas personas sin la adecuada preparación y otros que, aunque con talento se les endilga o señala algún cuestionamiento, también es cierto que por allí desfiló una pléyade de profesionales con el perfil idóneo, incluso hasta mejores que el de muchos que han sonado desde hace semanas con suficiente estridencia. Ojalá impere la sensatez del consenso en quienes tienen el poder y los números para decidir por mayoría

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