La historia se repite y La Guáyiga de nuevo es noticia.

Este distrito municipal, ubicado en Pedro Brand, cerca del kilómetro 22 de la Autopista Duarte, otra vez se encuentra envuelto en un misterio que todavía tiene a las autoridades dominicanas manejando hipótesis y especulaciones, pese a que ha transcurrido más de una semana de la sospechosa desaparición de una pareja de esposos.

Nadie podía advertir que en plena era digital, donde hay cámaras por doquier y los servicios de inteligencia están más avanzados que nunca; Elizabeth Almarante Pacheco y Luis Miguel Jáquez Rodríguez simplemente se esfumarían.

Las versiones que barajan las autoridades detallan un posible secuestro, una fuga voluntaria o un problema de mafia.

Fuentes han sugerido que, incluso, allegados a los esposos podrían conocer el paradero de ambos y que han preferido callar para salvaguardarlos, ya que existe la posibilidad de que aún continúen con vida. Sin embargo, esto es solo una hipótesis de las tantas que han circulado en los pasillos de la Policía Nacional.

Se habla de secuestro pero nadie ha pedido rescate (al menos no públicamente). También se dice de una fuga voluntaria pero nadie ha dicho con certeza hacia donde serían sus destinos.

¿Pero en todo caso, de quiénes se estarían escondiendo los esposos? ¿De la mafia? ¿Cuál mafia? ¿La de clonación de tarjetas o el de los chiperos?

Supuestamente las autoridades hallaron en la casa de los esposos alrededor de 193 mil pesos en efectivo y 12 plásticos de tarjetas bancarias. ¿Acaso algún supuesto cómplice (en caso de que la pareja haya incurrido en indelicadezas) se sintió engañado por ellos y tomó represalias?

Nada tiene sentido. Como tampoco tiene sentido que según las cámaras de vigilancia sitúen a la pareja en un sector populoso de Santo Domingo Oeste, donde no hay montes ni el mar está cerca (lugares preferidos de asesinos para esconder huellas de algún crimen).

Quizas, la pareja de esposos estén retenidos en alguna casa esperando ser rescatados por quienes los buscan por todos los medios disponibles… ¡Quién sabe!

Lo cierto es que nadie tiene una certeza de nada, y a medida que pasan los días sin ninguna respuesta, el hecho despierta más suspicacia.

Mi mala experiencia con La Guáyiga

El pasado 18 de julio escribí un artículo titulado «Frederick y Carla Massiel, La Guáyiga» donde hice énfasis en los malos recuerdos que me traía ese lugar.

Allí tuve la oportunidad de dar cobertura en junio de 2015 a la desaparición de la niña Carla Massiel, cuya osamenta apareció un año y varios meses después de esfumarse de un culto religioso en medio de la cancha principal de baloncesto, el cual está ubicado en pleno centro de la zona.

De manera insólita, su cadáver estaba a menos de cien metros y ahí permaneció durante todo ese tiempo sin que nadie se diera cuenta.

Cerca de ese lugar también fue encontrado en julio del año pasado el cuerpo semidesnudo del joven Frederick Alberto Pérez, quien había sido reportado como desaparecido.

Ambos casos fueron horrendos; el de la niña despertó toda serie de especulaciones que involucraron clínicas, ritos satánicos y hasta tráfico de órganos. Versiones que quedaron totalmente despejadas con el tiempo y que resultaron enterradas por la verdad, pues al final se determinó que dos vecinos de La Guáyiga fueron los responsables de sustraerla, violarla y asesinarla.

Por este crimen, los responsables cumplen actualmente una condena de 30 años en la cárcel La Victoria.

En el caso de Frederick, las autoridades manejan la versión de que este fue engañado a través de una red social para citas, por lo que acudió ante sus verdugos sin saber que sería despojado de sus pertenencias y finalmente asesinado. El caso actualmente se encuentra en los tribunales del país.

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