Tras las consulta del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el pasado 16 de octubre del 2022, se abrió una nueva etapa para la organización morada, -o por lo menos eso han querido plantear-, tomando como cabeza del equipo, a Abel Martínez, candidato que resultó ganador de esta contienda, que al inicio, otros partidos, no quisieron reconocer como buena y válida, aunque al final han debido hacerlo.

Antes de esta consulta, todos los ex precandidatos, seis en total, hablaban de unidad, de la importancia de que en esta etapa que viven los peledeístas asumieran un discurso de confraternidad, compañerismo, camaradería, que resultaría a favor de la organización política.

Lo escuchamos en boca de los tres principales candidatos, Margarita Cedeño, Francisco Domínguez Brito y el propio Abel Martínez, quien incluso, en sus palabras luego del triunfo en la Casa Nacional, hizo señalamientos importantes en torno a ese trabajo en conjunto que debían hacer todos los que aspiraron en pro de impulsar ese “nuevo” PLD.

Varios meses después han surgido un sinnúmero de comentarios no muy favorecedores en torno al accionar del candidato oficial para la Presidencia por el PLD.

Partiendo de un artículo publicado en un medio de circulación nacional por la doctora Cedeño y reseñado en sus redes, comenzaron a gestarse todo tipo de conjeturas, ¿se va Margarita o se queda en el PLD?, es una pregunta que aún ronda en la mente de muchos, luego de que perdiera la consulta.

“En el pasado hemos tenido un propósito común, lo construimos mediante el diálogo, en los momentos que enfrentamos graves crisis políticas, electorales, sociales y económicas. Pero en la actualidad, sin temor a una equivocación, parecería que los espacios donde pudiésemos ponernos de acuerdo en torno a un objetivo común no están funcionando correctamente”, dice uno de los párrafos del citado artículo.

La realidad es que escasamente hemos visto sacar la cabeza a los ex precandidatos junto al candidato oficial del PLD y por el contrario se habla de que hay es un distanciamiento del alcalde de Santiago de esos altos dirigentes morados, por lo que el disgusto se ha apoderado de ellos, quienes se sienten poco útiles en la organización morada, ya que no son llamados ni para una “consulta” y mucho menos recibidos por el alcalde.

Tal vez ya es hora de que Abel los asuma porque en la política es importante sumar y no restar para llegar a la meta.

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