La certeza es el conocimiento seguro y claro que se tiene de algo. Esto aplica también a la gramática, al arte y estilo que se adquiere en la redacción.
A veces suelo navegar por la plataforma de YouTube para refrescar sobre las normas ortográficas y enterarme de las novedades que pasan desapercibidas por quienes no se apasionan en estos temas.

Escuchaba a un experto hablar sobre las metodologías de enseñanza en las escuelas desde temprana edad, y del porqué muchos egresaban de la primaria y secundaria con un déficit terrible en ortografía.

El curso en la plataforma se titula “Dominar la ortografía sin esfuerzo”, impartido por el maestro, psicopedagogo y licenciado en Humanidades Daniel Gabarró, en una serie de 14 videos.
Me pareció interesante lo que allí nos cuenta Gabarró, porque da razones, pero también propone metodologías para corregir el mal de la ortografía desde la docencia.

Comencé por el significado de la palabra certeza en este escrito, porque así comienza. En los pocos minutos que dura cada video, el maestro nos enseña a pensar y a través del análisis y criterio propio, a tomar decisiones en base al conocimiento.

Lo que más me llamó la atención es que a través de estos videos, quien recibe la información forma parte de la dinámica del mismo. Por ejemplo, en la pantalla coloca una imagen de una botella de vino, y te invita a escribir la palabra sin mostrarla de inmediato, lo mismo con otras imágenes que acompañan el audiovisual instructivo.

En mi caso, al parecerme dinámico y divertido, escribí inmediatamente las palabras de todas las imágenes sin dudar, porque tenía la certeza de cómo se escribían, y esto solo se adquiere con el conocimiento y la práctica de lo aprendido.

Hace una crítica a la metodología de solo brindar auditivamente elementos para acompañar la enseñanza en ortografía, invitando a que también se incluya la imagen y la estrategia de motivar a pensar, razonar y archivar lo visto y escuchado.

Una parte aún más interesante, es esa en la que habla de los tipos de estudiantes: los que escriben en base al conocimiento y aquellos que lo hacen sin preocuparse por hacerlo de manera correcta.

El primero domina la ortografía por el conocimiento, pero también porque incluso, si su duda persiste, escribe dos veces una misma palabra para detectar si lo está haciendo bien o acude al
diccionario.

Decirles, finalmente, que no hay nada mejor que caminar en compañía de la certeza. ¡Gracias por leerme!

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