En época de estudiante de término universitario, involucrado en el Movimiento Renovador en la UASD, para su democratización en medio de la Revolución de Abril de 1965, se produjo acercamiento entre los docentes y los dirigentes estudiantiles; hubo momentos de amplios diálogos con catedráticos de mucho respeto.
Siempre admiré al psiquiatra profesor Antonio Zaglul. Además de sólida formación profesional, tenía mucha sensibilidad social y un humor agradable en todo momento. Él disfrutaba hablar con Amín Abel, Carlos Dore, Asdrúbal Domínguez o Narciso González, ellos de izquierda; con Romeo Llinás o Lucas Rojas, socialcristianos y Fello Suberví, Fernando Valdez, Joselín Rodríguez Conde y yo, de centroizquierda y entonces perredeístas.

Al doctor Zaglul, profesor de psiquiatría y decano de la Facultad de Medicina, en algún receso del Consejo Universitario Provisional llegué a preguntarle cómo definía a los que se auto proclamaban ultraizquierdistas, especialmente agrupados en el Pacoredo; su respuesta fue con pocas palabras: “agreden al Estado por agresión a sus padres”.

¿No es una razón ideológica? Sorprendido reaccioné y buscando otras respuesta pregunté ¿Y qué es la envidia? Sin vacilar responde: “desear lo que el otro tiene”; no dejándolo tranquilo cuestiono ¿qué es un complejo? Dice “una carencia”.

Desde entonces estas opiniones ocasionales fueron incorporándose en las valoraciones para entender los procesos políticos. No era suficiente el estudio de la estructura y superestructura de la sociedad, ni el tejido social y el desarrollo de una sociedad. La personalidad juega un papel a considerar en los procesos. Por tanto, si construir una fuerza organizada se hace con personas y sus perfiles marcan sus conductas, procede estudiar a esas personas a quienes corresponda decidir, para que el rumbo de los acontecimientos sea seguro. La personalidad del liderazgo puede ayudar a avanzar o a retroceder.

Leonel se inició como un líder electoral y buen candidato. Posteriormente, su experiencia ganada como Jefe de Estado, y estando fuera del poder, al ser moralmente agredido, se templó y se convirtió en un líder político. Logró en este rol encabezar un proceso importante sustentando la causa por la Constitución, sin detenerse en el interés de ganar votos, sino en el de lograr alcanzar la causa asumida.

Ahora, en estos momentos en que se construye una novedosa organización política, no solo para las próximas elecciones del 2024, sino para las nuevas generaciones, como él afirma, se ha constituido en un dirigente político, capaz de ser carpintero construyendo la Fuerza del Pueblo, que como organización política, crea historia.

De líder electoral exitoso a líder político y estratega conductor de un proceso histórico, pasa ahora a ser dirigente político, carpintero formando una organización en tiempos de la revolución tecnológica, digital y de la inteligencia artificial.

Está dando lecciones a aquellos que llegando a ser figuras desde posiciones importantes, no bajan a lo pequeño para construir algo nuevo. Se ha puesto a la cabeza del “Primer Congreso del Pueblo Profesor Juan Bosch”, el cual es un proceso para construir un partido. Después de agruparse en 17 mesas de debates de ideas, esos 7 mil 454 delegados elaboraron propuestas y desde ayer empezaron a votar por correo electrónico. Se trata de un evento excepcional, porque ofrece un nuevo paradigma al sistema de partidos políticos en el país y el mundo.

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