Ser millonario y vivir en el gran hotel Najayo tiene grandes ventajas. Para empezar, cuentas con las habitaciones que demandes. El gerente siempre te trata de “don”, “señor” y “usted”. Tienes derecho a teléfono fijo y celular. Puedes pedir la comida del restaurante que desees. Ese que llaman “carcelero” es tu sirviente incondicional. Puedes hacer fiestas con todo el personal. Recibes visitas todos los días, a la hora que quieras… pero, en cambio, eso que llaman “prisión domiciliaria con grillete” es el peor castigo. Empezando por el constante “¿Tú ves?… ¡Te lo dije!” de tu mujer. (Si no lo creen, pregúntenle al Penco).

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