Las cepas de virus no son lo mismo que las variantes, por lo que se recomienda distinguir estas dos palabras.
En los medios de comunicación es muy común llamar cepa a lo que realmente es una variante, como se comprueba en los siguientes ejemplos: «Se confirma la presencia de la cepa británica de covid-19 en Colombia» o «La cepa india provoca las primeras restricciones de viajes en la UE».

Tal como señala el diccionario académico, una cepa es un ‘grupo de organismos emparentados, como las bacterias, los hongos o los virus, cuya ascendencia común es conocida’. El Diccionario de términos médicos, de la Real Academia Nacional de Medicina de España, puntualiza que estos conjuntos de organismos presentan rasgos comunes, determinados genéticamente, aunque sin constituir una variedad o subespecie.

Tanto una cepa como una variante implican un comportamiento diferente de un virus, pero, para que se considere una cepa, este ha de cambiar de modo significativo, lo cual no ha ocurrido hasta ahora en la actual pandemia.

En el caso concreto del coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave, hay dos cepas: la que provoca la enfermedad conocida como SARS o SRAG, que apareció hace dos décadas, y la que provoca la COVID-19. La primera se identifica como SARS-CoV (o SARS-CoV-1) y la segunda, es decir, la que se ha extendido actualmente, como SARS-CoV-2.

Por ello, en los ejemplos anteriores lo adecuado habría sido «Se confirma la presencia de la variante británica de covid-19 en Colombia» y «La variante india provoca las primeras restricciones de viajes en la UE».

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