Luego de casi un año de que el mundo se viera afectado por la pandemia, la buena noticia es que la ciencia avanzó más rápido de lo esperado con la producción de vacunas, y que muchas ya fueron aprobadas y están administrándose en distintos países, pero el gran desafío es que una tragedia mundial como esta requiere una solución global, y para esto hay que aplicar criterios éticos, de justicia y solidaridad, para que no solo los países más poderosos tengan rápido acceso a estas, y para impulsar la aplicación de estrategias adecuadas en cada país que permitan avanzar en la inmunización general.

Debemos valorar los esfuerzos realizados por las autoridades con el apoyo de representantes del sector privado para concertar acuerdos de adquisición de distintas vacunas, y estar conscientes de que la puntualidad y celeridad en la entrega escapa de su control y de que existen realidades que nos afectan frente a otros países más poderosos, y limitaciones de recursos que tampoco permiten comprar cada opción que sale al mercado, teniendo ya compromisos vinculantes con otras.

Lo que sí está en control de las autoridades es presentar el plan de vacunación, el cual debe contener los principios y criterios que lo gobernarán, la definición de sus fases y las personas comprendidas en cada una de estas, la información sobre aplicación de la segunda dosis, los excluidos por edad temprana, entre otros aspectos, y hacerlo público lo antes posible colgándolo en un portal en el que estén publicadas respuestas a preguntas frecuentes, informaciones sobre distintas vacunas, sobre centros de vacunación y de salud donde se aplicarán, los formularios a completar, pues no podemos esperar a que lleguen las vacunas para entonces publicar el plan.

La experiencia de otros países debe servir para nutrirnos de sus factores de éxito y tratar de aplicarlos, Israel por ejemplo es líder mundial en su estrategia de vacunación y hay abundante información sobre los mayores logros en la distribución, no solo de países, sino de estados dentro de un país como en los Estados Unidos de América. En Chile por ejemplo la estrategia se basa en la red de atención primaria de salud, y aunque lamentablemente nosotros no hemos implementado el acceso a la seguridad social por el primer nivel de atención como manda la ley, lo que urge se haga, sí tenemos experiencia acumulada en vacunación y centros de salud en casi todo el país que deben utilizarse inteligentemente.

Pero también para conocer cuáles son los riesgos y los errores que evitar, hemos visto cómo en España se han denunciado casos de autoridades que no han respetado las prioridades establecidas para valiéndose de su influencia vacunarse antes de tiempo, lo que en un país como el nuestro en el que la falta de ética, la corrupción y el tráfico de influencias están tan expandidos, exige que se apruebe no solamente un claro orden de quienes entran en cada etapa, sino también de establecer los requisitos que serán exigidos para justificar ser elegible para la prioridad, en base a la edad, oficio, condición, etc., así como la definición de las vulnerabilidades como se ha hecho en otros países cuyos precedentes nos sirven. Por eso es importante establecer las sanciones aplicables a quienes intenten lucrarse del plan o vulnerarlo, lo que sería posible si el marco general de la estrategia, no el plan que tendrá necesariamente que irse adaptando, se aprueba de urgencia mediante una ley.

Necesitamos que este plan de vacunación sea exitoso, y para ello debe estar fundado en la equidad, la justicia, la transparencia, y la ética no solo de las autoridades, sino de cada uno de nosotros, pues no se trata de que el más vivo o el que más puede llegue primero a la piñata, sino el que más lo necesita, y para eso debe haber orden, disciplina y sanciones, pero también conciencia ciudadana y sentido de oportunidad, para que zonas de mayor incidencia se prioricen, o las de los principales polos turísticos, pues en un país como el nuestro la reactivación de esta industria es indispensable para superar la crisis. Es tiempo ya de que las autoridades publiquen su plan, y de que cada uno de nosotros esté dispuesto a colaborar cumpliéndolo.

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