El título de este artículo es una frase del genial Mark Twain. Muchos analistas de la geopolítica afirman que el agua posee un potencial para generar conflictos comparable al petróleo. Esta comparación perderá importancia, pues estamos en la antesala del dominio de los vehículos eléctricos o impulsados por celdas de hidrógeno y de la generación eléctrica en base a recursos renovables, incluyendo el hidrógeno. La escasez de petróleo aún puede afectar severamente nuestro nivel de vida, la falta de agua nos costaría la vida.
La decisión unilateral de nuestros vecinos de desviar parte del flujo del río Dajabón es una muy preocupante noticia, independientemente de la importancia de la cantidad del agua desviada. Los expertos en geopolítica anticipan futuros conflictos entre y dentro de los países por el uso del agua fresca, debido al cambio climático, a la creciente presión poblacional y a la degradación ambiental. Estos expertos postulan que para evitar conflictos mayores se deberá dialogar. Aunque sabemos que la sociedad haitiana tiene una limitada capacidad para el diálogo, de ahí sus interminables crisis sin resolver, no deja de ser cierto que la actitud asumida por sus autoridades podría anticipar graves conflictos futuros, entre los dos países, y aún dentro del propio Haití, pues el agua fresca es un recurso limitado, cuya distribución puede resultar desigual aún dentro de los países.

Hay factores inherentes a nuestros vecinos que hacen más apremiantes que prestemos atención al problema. En primer lugar, la degradación medioambiental de un país que ha perdido el 96.3 % de su cobertura forestal, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Otro factor es la densidad poblacional de 404 habitantes por kilómetro cuadrado, comparado a 220 del lado dominicano. Finalmente, la debilidad del Estado, la pobreza y la falta de educación son agravantes adicionales.

La República Dominicana tiene algunas ventajas para lidiar con este problema. Nuestros grandes ríos- el Yaque del Norte, Yaque del Sur, Yuna, Ozama, Artibonito- nacen en nuestro país. Aunque este último penetra en territorio haitiano, convirtiéndose en un importante río. En su muy interesante artículo en el Listín Diario, el general Carlos Antuna Tezanos menciona siete ríos fronterizos, cinco de los cuales – Dajabón, Artibonito, Macasia, Arroyo Carrizal y Pedernales- se originan en nuestro país, y dos en el país vecino, el río Libón y el arroyo Capotillo. Esto nos libera del grave problema medioambiental y de la falta de la cultura de diálogo de la sociedad haitiana, pues el origen de los ríos es un factor de poder. Sin embargo, no nos libera del problema, pues resulta grave que nuestros vecinos puedan sufrir una crisis de abastecimiento de agua fresca. Esto detonará conflictos internos y posible conflictos con nuestro país.

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