A propósito del mes de la Patria en medio del trauma de la pandemia del Covid y cuando percibo a Dominicana tremendamente amenazada por el eterno drama haitiano, creo propicio destacar la figura del excelso Patricio que motorizó el ideal de un país libre y soberano. No solo él vivió la persecución del invasor haitiano, sino el escarnio de la traición de malos dominicanos y arrastró a la familia toda, al sufrimiento. Juan Pablo, hijo de Juan José Duarte Rodríguez, comerciante ferretero de origen español nacido en Veger de la Frontera, en Cádiz y de Manuela Diez Jiménez, nacida en El Seibo, fue el 5to de los hijos de las doce veces que fue madre y de los que sobrevivieron 7.
Vicente Celestino, el primogénito, nació en Mayagüez, durante un exilio voluntario del padre, por causa de la invasión de Toussaint Louverture. Es el padre quien se niega, por su oposición a los haitianos y sólidos principios, a firmar una carta que los comerciantes catalanes dirigen a Boyer. En ese ambiente crece el amor de los Duarte a la Patria y la gestación de la República Dominicana como país libre. Es él quien vende propiedades para dedicar recursos a la causa contra los haitianos invasores.
Hurgando en la historia republicana y sus antecedentes, se destacan aspectos que las pobres enseñanzas escolares, no transmiten ni dimensionan justamente la participación del núcleo familiar en la causa de la independencia. El patricio Juan Pablo Duarte fue un verdadero mártir, con un vía crucis familiar, producto de la iniquidad y maldad fundada en el poder infinito y el despotismo avasallador. El 19 de marzo del 1845, Santana expulsa a la familia Duarte-Diez en su totalidad, hacia Venezuela habiendo deportado en el 1844 a Vicente Celestino hacia los Estados Unidos, junto a su hijo Enrique. La historia niega el puesto que le corresponde como patriota, en las causas de la Patria. El grupo expulsado consistía en Doña Manuela, viuda, con 4 hijas, la mayor de 16 años y Manuel, quien perdió la razón ante el desarraigo de su ambiente. Cuando una comisión de notables quiso saber las razones para una medida tan brutal, se les dijo: “Ellas fabricaron balas para la independencia de la Patria, con más razón no escasearan medios ni recursos para la vuelta del hermano que lloran ausente”, lo que exalta el temor que tenían a la presencia física del Patricio. La independencia hirió gravemente a los Duarte he hizo de Manuel una víctima particular, al privarlo del uso de la razón. Vicente Celestino fue el único que formó familia ya que todos los demás quedaron solteros. Cuando habían cesado las causas del exilio y las autoridades del momento autorizaron el pago de una deuda contraída por la familia, años atrás y le fijaron una pensión a las hermanas Duarte, estas tuvieron que permanecer en Caracas porque Manuel se negó a regresar y ellas decidieron quedarse a cuidarlo dentro de la enorme miseria en la que terminaron sus años.

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