Llegó el esperado informe de la OEA sobre la auditoría practicada por esta organización a solicitud de nuestras autoridades para identificar las causas por las cuales no fue posible la correcta implementación del voto automatizado en las elecciones municipales del 16 de febrero pasado, que en un hecho sin precedentes tuvieron que ser suspendidas por la Junta Central Electoral (JCE) y realizadas en fecha 15 de marzo.

Como algunos pensamos desde un inicio, lo ocurrido se debió a fallas producidas por errores humanos, concluyendo el informe que lo sucedido fue producto de “la mala gestión del área de informática de la JCE. El mal diseño del software, sumado a no haber contado con herramientas para detectar o prevenir la falla y no haber podido mitigarla a tiempo, reflejan también la ausencia de protocolos y la falta de aplicación de buenas prácticas”.

Más aún, como el insólito hecho de la suspensión generó suspicacia y acusaciones de sabotaje realizadas por el partido oficial y sus aliados en comunicado emitido a pocas horas de la suspensión que condujeron a apresamientos y situaciones denunciadas como violatorias del debido proceso en contra de un empleado de una proveedora de telecomunicaciones de la JCE y un oficial que había sido asignado poco tiempo antes a la seguridad del candidato del principal partido de oposición, es sumamente importante la conclusión del informe que expresa que: “El equipo auditor no encontró evidencia de ataques externos, sabotaje o intento de fraude. El tenor de las fallas y el estado en que se presentaba la oferta electoral (incompleta), no es compatible con un intento de fraude, por lo que se descarta tal intencionalidad.”

El informe también concluye que “dadas las circunstancias la mañana de la elección, era imposible continuar con la jornada por lo que la suspensión decidida por parte del pleno de la JCE fue correcta”, algo muy importante porque como se recuerda el partido oficial en su referido comunicado reclamó airadamente que el presidente de la JCE fue “presionado” por el principal partido de oposición a suspender las elecciones y que este “cedió a esa presión”.

A lo largo del informe lamentablemente queda evidenciado que hubo falta de planificación, carencia de un plan de contingencias y de acción de emergencia, de adecuados controles, errores de comunicación y que no se tomaron decisiones correctas y oportunas. Y sus conclusiones son demoledoras, como las que expresan que: “El limitado porcentaje de colegios electorales que logró iniciar la votación correctamente …dejó expuesta la incapacidad técnica de mitigar la falla” y que “no existe justificación alguna para no haber implementado un protocolo de control de calidad que contemplase el clonado y la personalización de las urnas, ni “hay explicación para la inexistencia de un plan de pruebas (testing) adecuado, que pudo haber detectado la falla a tiempo y, así, evitar esta situación inédita para el país.”

En medio de esta terrible crisis sanitaria que entre otras cosas afecta la agenda electoral con elecciones presidenciales y congresuales que han debido ser pospuestas, las autoridades y el liderazgo político le deben al país actuar con humildad para reconocer las culpas, y sensatez, responsabilidad y oportunidad para enmendar los errores.

No es hora de que la fábrica de comunicaciones y voces interesadas salgan a intentar manipular las conclusiones del informe, es innegable que hubo una obstinación con el controversial voto automatizado justificado por el reto de la celebración de las primarias por la JCE y soberbia en erigirlo como blindado, así como acusaciones de sabotaje por quienes proclamaron estaban ganando las elecciones, denuncias que trajeron respuestas. Como también es innegable que tenemos informe porque hubo presión social liderada por jóvenes en la Plaza de la Bandera. Por el contrario, el informe y sus conclusiones deben servirnos de aprendizaje, porque la suspensión de las elecciones fue un hecho gravísimo por el cual perdimos todos, y ahora que más que nunca debemos lamentar cada peso que se tiró por la borda en un país con tantas necesidades.

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