El día que Vargas Llosa nos tildó como «los parias del Caribe»

República Dominicana es una de las pocas voces que sigue clamando a la comunidad internacional que tanto criticó a la Sentencia 168-13 para que acuda en auxilio de Haití.

La dualidad de criterios para adquirir la nacionalidad dominicana mediante el jus solis había sido un mal latente desde 1929 y fue la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional la que se suponía iba a poner orden a ese sinfín de interpretaciones.

Desde 1929 hasta 2013, según esa sentencia, hubo decenas de miles de hijos de extranjeros inscritos de manera irregular en el Registro Civil, por lo que dicha jurisprudencia estaba supuesta a establecer los requerimientos que todo país soberano podría exigir.

Sin embargo, en vez de orden jurídico, la sentencia 168-13 desencadenó una fuerte campaña negativa e internacional en contra de la República Dominicana, a la que se sumó el ahora flamante ciudadano dominicano, el escritor Mario Vargas Llosa.

En noviembre de 2013, Vargas Llosa publicó en el periódico español El País un artículo titulado «Los parias del Caribe», que arremetía contra la mayoría de los miembros del Tribunal Constitucional al compararlos con los jueces que diseñaron las Leyes de Nuremberg de 1935 durante la Alemania Nazi, que despojaron de la ciudadanía a los judíos nacidos en Alemania.

«La sentencia del Tribunal Constitucional dominicano es una aberración jurídica y parece directamente inspirada en las famosas leyes hitlerianas de los años treinta dictadas por los jueces alemanes nazis para privar de la nacionalidad alemana a los judíos que llevaban muchos años (muchos siglos) avecindados en ese país y eran parte constitutiva de su sociedad».

Mario Vargas Llosa, fragmento de su artículo publicado el 2 de noviembre de 2013

Tal comparación la hizo sin medir las realidades de cada episodio histórico, las leyes de República Dominicana, un país democrático; y las de la Alemania Nazi, un país totalitario.

Cabe mencionar que insinuó de manera desconsiderada que las Leyes de Nuremberg fueron un preámbulo de los hornos del holocausto, por lo que la Sentencia 168-13 era una alarma de que los dominicanos también podrían repetir tan grotesca acción. Y vuelvo y reitero, hizo tales comparaciones entre un país democrático como República Dominicana y un Estado Totalitario como en esa época gobernaba en el país europeo.

Pero su escrito no se limitó a los jueces del Tribunal Constitucional, Vargas Llosa tambien arremetió contra personalidades de la vida dominicana como el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, a quien llamó «prehistórico» y «reaccionario». Y sin mencionar nombres, arrastró a periodistas y políticos.

Pero nada llamó más la atención que la imagen de su artículo de opinión: una gran esvástica que arropa la parte norte de la República Dominicana, en clara insinuación de que la sentencia era, como mencionamos arriba, el preámbulo de un holocausto en el Caribe.

La presión internacional

El Gobierno dominicano no pudo resistir los embates internacionales que llegaban desde todos los frentes, que incluían a Mario Vargas Llosa y su hijo Álvaro Vargas Llosa, que residía en República Dominicana y colaboraba con decenas de ONG que se sumaban al descrédito en contra del país.

Álvaro Vargas Llosa

Luego de olas de indignación en contra del artículo de su padre, Álvaro Vargas Llosa, quien era representante de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, tuvo que salir del país. Muchas voces dominicanas incluso pidieron declararlo persona non grata.

Mario Vargas Llosa fue galardonado en 2016 por el Ministerio de Cultura con el Premio Pedro Henríquez Ureña. No obstante, el gobierno dominicano reaccionó que era «inapropiado» entregárselo después de las arremetidas que este hizo en contra del país.

Al final y ante la crisis, el expresidente Danilo Medina tuvo que buscar una solución «salomónica» para frenar la crítica internacional y emplear la Ley 169-14 de Naturalización Especial para regular a los afectados por la Sentencia 168-13. Una medida que ningún país en América Latina había realizado en ese momento.

El dominicano

Mario Vargas Llosa, según sus propias palabras, quiere mucho a República Dominicana. Aquí ha realizado documentales y reproduce sus artículos en uno de los medios locales más importantes. Una de sus obras cumbres en los últimos años fue «La fiesta del Chivo», inspirada en el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo.

También ha destacado los esfuerzos que hizo República Dominicana para ayudar a Haití durante el terremoto de enero de 2010, cuyo saldo fatal oscila sobre los 250,000 muertos. Hasta él mismo sabe que ningún otro país fue tan solidario con los haitianos (y todavía lo sigue siendo).

República Dominicana es una de las pocas voces que sigue clamando a la comunidad internacional que tanto criticó a la Sentencia 168-13 para que acuda en auxilio de Haití. Esa es la misma comunidad internacional que ahora hace silencio ante el caos que devora a ese país hermano.

Y si mi memoria no me falla, es el mismo silencio que también ha hecho Vargas Llosa por esa nación sumergida en la anarquía.

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