Con frecuencia vemos colapsar taludes de excavaciones en Santo Domingo, Santiago, Moca, Tamboril y Sánchez, y vemos colapsar taludes viales en la carretera de Azua a Barahona, a la altura de Los 4 Vientos; en la carretera Duarte, a la altura de la loma de Miranda; en la carretera de San José de Ocoa a Rancho Arriba; en la carretera de Cazabito a Constanza; en la vieja carretera de Santiago a Puerto Plata (Luperón), a la altura de Palo Quemado; y en la carretera de Navarrete a Puerto Plata, a la altura de Imbert, derrumbes que se producen en períodos de intensas lluvias que saturan el suelo o la roca pobre, aumentan el peso del suelo o de la roca, aumentan la presión de poros y reducen la resistencia al esfuerzo cortante.

Hay grandes derrumbes que se producen cuando se corta un eje vial, o un canal, en una ladera de montaña donde hay rocas meteorizadas por el clima, o rocas alteradas por inyecciones magmáticas, lo que genera una gruesa cobertura de suelo residual que es muy susceptible al incremento de la presión de poros por la saturación propia de los días lluviosos, y ese fue el caso del gran derrumbe que se produjo en 1996 en la loma de Miranda, mientras se cortaba un nuevo eje vial para la ampliación de la carretera Duarte, y donde las peridotitas meteorizadas y milonitizadas no resistieron los taludes cortados a 45 grados y sobrevino un gran colapso repetitivo.

Varios de los derrumbes urbanos naturales más conocidos son los que desde el año 2005 se producen en 4 zonas urbanas de la comunidad de Sánchez, provincia de Samaná, donde la saturación de los suelos arcillosos calcáreos provoca que una franja superior del suelo, de unos 2 metros de espesor, deslice suavemente, pendiente abajo, por efecto de falla del suelo blando, deslizamiento que arrastra viviendas y calles construidas sobre la masa deslizante.

En algunos casos se producen grandes deslizamientos por una combinación entre la saturación del suelo por lluvias, y pérdida de soporte del pie de un talud inestable, donde la crecida de un río, con meandro exterior tangencial al pie del talud, genera erosión y socavación del pie del talud, con lo cual todo el talud entra en deslizamiento, y ese fue el caso del gran derrumbe ocurrido en el año 2007 en el cruce de El Limón, en la entrada sur de San José de Ocoa, evento que se produjo en la última semana de octubre, durante el paso de la tormenta Noel, el cual incomunicó a San José de Ocoa, pues del lado norte de Ocoa, en las cercanías de Rancho Arriba, también ocurrieron grandes derrumbes.

Uno de los mayores derrumbes por saturación de suelos fue el ocurrido en la comunidad de Carlos Días, al norte de Tamboril, Santiago, en la falda sur de la cordillera Septentrional, el cual había sido advertido durante mucho tiempo por geólogos que observaban visibles grietas de retracción que periódicamente se producían sobre las margas arcillosas del talud natural durante los días de lluvias, hasta que una noche de febrero de 2009 todo se derrumbó y ninguna vivienda resistió los efectos del deslizamiento de ladera, y al amanecer todo era escombros de lo que era una comunidad, aunque, afortunadamente, gracias a la experiencia adquirida por los comunitarios durante mucho tiempo de advertencias formuladas por los geólogos, nadie resultó lastimado, pues el ruido estruendoso alertó a la gente de que lo peor estaba por ocurrir, y la gente salió de sus casas y abandonó el lugar minutos antes del desastre.

De igual modo, otro terrible derrumbe se produjo en mayo del pasado año 2019 en una excavación que fue ejecutada para una construcción en la zona monumental de la ciudad de Santiago de los Caballeros, con un balance fatal de 5 trabajadores fallecidos, y otro trabajador gravemente herido, derrumbe que se produjo debido a una desafiante excavación totalmente vertical realizada en un material que ante ojos inexpertos puede aparentar ser una roca sedimentaria que resiste un talud vertical, pero que cualquier geólogo experto en geotecnia y en taludes no dudaría en calificar como una lutita arcillosa friable, capaz de degradarse y desmoronarse ante la simple presencia de la humedad, por lo que ningún geólogo experimentado en taludes recomendaría un corte vertical no protegido.

Ahora, 12 días atrás, se produjo un gran derrumbe en el sector de Gascue, y al ser consultados por la prensa, momentos después del derrumbe, explicamos que se había producido una combinación de 3 factores: 1-fuga de agua en una tubería que atravesaba el tope del talud este, 2-subsuelo integrado por margas calizas que en profundidad se degradan a margas arcillosas y arenosas, y 3-corte de un talud totalmente vertical, por lo que los autos estacionados en la acera, y los árboles de la acera, colapsaron dentro de la profunda excavación realizada para la construcción de una torre.

Y aunque muchas veces los derrumbes se producen de forma natural, por una combinación entre lluvias, suelos y pendientes, otras veces se producen al cortar taludes verticales que no se corresponden con las características geológicas y geotécnicas de la masa de suelo o roca que ha sido cortada sin un buen estudio geofísico.

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