Trump y los inmigrantes

El presidente de Estados Unidos Donald Trump “lanzó” una redada contra inmigrantes irregulares que ha captado mucha atención mediática

El presidente de Estados Unidos Donald Trump “lanzó” una redada contra inmigrantes irregulares que ha captado mucha atención mediática. Sin embargo, los periodistas no descubren resultados contables, o las autoridades no los dan a conocer. Tampoco se observan despliegues en los centros urbanos donde se hallan los “ilegales”.

Quienes siguen al presidente Trump desde que irrumpió en la arena política pueden darse cuenta que la campaña antiinmigrantes tiene un propósito político. Busca robustecer su posicionamiento en los votantes más conservadores hostiles a la presencia de extranjeros escasamente entrenados o concretamente centroamericanos o caribeños que huyen de sus países en búsqueda de un destino mejor.

Es probable que al Presidente no le interese demasiado capturar ilegales, aunque algunos miles podrían ser necesarios para justificar su propósito. Lo importante es persuadir a su audiencia de que es el guardián de los empleos y de la seguridad interior. Alimenta el ego del ciudadano común, aquello de América solo para los americanos nativos.

En efecto, la agencia Efe trae una información procedente de Washington que dice: El presidente estadounidense, Donald Trump, subrayó este lunes que las redadas para deportar a “miles” de indocumentados han sido “muy exitosas”, pese a que las autoridades no han dado detalles ni han confirmado que se hubiesen producido.

“Las redadas del ICE (Servicio de Inmigración y Aduanas) han sido muy exitosas, la gente que entró en nuestro país de manera ilegal, a muchos de ellos se los llevaron el domingo”, dijo Trump, según Efe.

El presidente también enfatiza en la persecución de los “criminales”, aunque dice preferiría alcanzar a la población inmigrante en general. El metamensaje es que el inmigrante en sí mismo es peligroso.

Ocurre en medio de una campaña contra legisladoras de ascendencia africana o latina que lideran posiciones de rechazo a la persecución indiscriminada de inmigrantes.

La migración, un problema global, adquiere otros matices cuando se instrumentaliza con propósitos políticos.

El tráfico ilegal de personas siempre será reprobable, pero pueblos y naciones no pueden ensañarse contra quienes abandonan sus países por razones estrictamente económicos o por seguridad.

Los estados tienen potestades para establecer sus políticas migratorias, pero los inmigrantes son seres humanos y deben ser tratados como tales.

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