Pese a todo lo que ocurre alrededor del presidente Donald Trump, la economía sigue creciendo, con un dinamismo impresionante. Y el mundo ha tenido que acostumbrarse a su singular estilo.

No han importado sus broncas con los gobernantes de Canadá y México, y la tensión a que sometió el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los choques con los aliados naturales y tradicionales europeos ni las guerras arancelarias, frente a ellos mismos y especialmente ante China.

Su discurso hostil a la inmigración, sobre todo la ilegal, sus conflictos con los opositores, con su propia gente del Partido Republicano, las disensiones al interior del gobierno, en la misma Casa Blanca, donde no cesan las renuncias, nada detiene el empuje de EEUU con su líder bronco.

Ni siquiera el escándalo por las confesiones de su abogado Michael Cohen, condenado por un tribunal de Nueva York por comprar el silencio de dos mujeres que mantuvieron presuntamente relaciones con Trump.

Sin embargo, hay un factor que no ha podido salvar: la trama rusa, que él prefiere llamar “caza de brujas”, que continúa lenta pero sostenidamente, y ha llevado a la cárcel a colaboradores muy cercanos al presidente. El fiscal especial Robert Mueller y su personal ya han gastado 25 millones de dólares durante sus investigaciones.

Precisamente, por la trama rusa, mañana está prevista una audiencia en un tribunal federal del Distrito de Columbia, en Washington, en la que se leerá la sentencia contra Michael Flynn, exasesor de seguridad nacional de Trump, quien aceptó colaborar en esa investigación, después de admitir su culpabilidad.

También el exjefe de campaña de Trump Paul Manafort se declaró culpable de diez delitos de fraude en dos cortes diferentes. Igual espera su sentencia Rick Gates, identificado como su “mano derecha” durante la campaña. Colabora con la fiscalía especial sobre la trama rusa.

Otros condenados como consecuencia de la trama rusa son el exasesor de la campaña de Trump George Papadopoulos y el abogado holandés vinculado a la campaña Alex van der Zwaan, por mentir a las autoridades sobre el complot.

Con este panorama, la pregunta inevitable es: ¿Terminará todo ese entramado en el Despacho Oval de la Casa Blanca o seguirá todo igual?

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