En el aniversario 58 del golpe de Estado al profesor Juan Bosch, elegido por el voto popular el 20 de diciembre de 1962 y depuesto por los militares el 25 de septiembre de 1963, vale la pena reflexionar sobre lo que significó tal acción para la nación dominicana.
Consecuencia directa fue la Guerra de Abril de 1965, en la que el pueblo en armas, con la consigna de retorno a la constitucionalidad sin elecciones, exigió el retorno de Bosch al poder.

Una revuelta cívico-militar que devino en guerra patria cuando días después el país fue invadido militarmente por Estados Unidos.

Son contadas las personas que minimizan ese golpe de Estado o no lo saben aquilatar, mientras otras lo desdeñan de manera consciente y algunas sin conciencia de lo que hacen.

Con esa acción golpista se podría decir que se torció el rumbo de la historia dominicana. Con Bosch, luego de la oscura noche de 30 años de tiranía trujillista, entrábamos al concierto de las naciones democráticas, con una constitución avanzada para la época.

Cabría preguntarse cuál hubiera sido el derrotero del país y sus instituciones si Bosch hubiera tenido la oportunidad de llevar a la práctica sus propuestas programáticas.

Difícil saberlo; aquella asonada militar solamente trajo muerte, sangre, dolor y luto y nuestro terruño pisoteado por botas extranjeras.

Es mucho lo que el pueblo dominicano ha logrado con su lucha 58 años después, cuando se puede afirmar categóricamente que vivimos en una democracia donde las instituciones básicas funcionan, con sus limitaciones.

También que hoy nuestro pueblo difícilmente digiera un régimen de fuerza que, al no ser parido por las urnas, desentonaría ante el mundo.

Recordar el 58 aniversario del golpe a Bosch es reconocer los inocultables avances que ha tenido el país en libertades públicas y políticas.

Propicio es este día para rendir tributo a los que, armas en manos, fueron ejemplo de valentía y abnegación para la restauración del gobierno constitucional depuesto, y también para no olvidar, y hundir más profundamente en el zafacón de la historia a los golpistas y a los que vendieron nuestra patria.

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