En los Estados Unidos de Norteamérica, a casi un mes de que sus autoridades sanitarias levantaran las restricciones sobre el uso de mascarillas en interiores, además de en las escuelas, se ha dado marcha atrás.
La recomendación vale para zonas con índices altos o notables de contagios y hasta para personas completamente vacunadas.
Igual medida ha sido adoptada en Puerto Rico, donde todos los ciudadanos, vacunados o no, tendrán que usar mascarilla en lugares cerrados.

La razón: el aumento de contagios por la variante delta, mucho más contagiosa y que supone ya en esos países más del 80 % de los casos de la COVID-19 secuenciados.

Pero no es solo en esta parte del mundo que la variante causa estragos. En Europa se comienza a restringir la libertad de movimiento en restaurantes, cines y recintos deportivos si la persona no está totalmente vacunada o no pueda presentar un test negativo reciente.

Exponemos esta realidad debido a que el repunte de casos y la preocupación por la virulencia de la variante delta coincide en República Dominicana con la mayor liberalización de los horarios desde el comienzo de la pandemia.

De los riesgos de otro rebrote en el país, han advertido voces expertas siempre que se permite que las personas actúen por la libre y relajando al máximo los protocolos.

Mirémonos en el espejo de las sociedades mencionadas, aunque por suerte, según reportan las autoridades, la letal variante delta no circula en el país.

Pero el virus podría continuar pasándonos factura si bajamos la guardia y si ganan cuerpo en la mente de la gente mensajes que validen la sensación de que vamos viento en popa hacia la normalidad.

Es la propia realidad la que nos dice que no es cierto que estemos bien encaminados. Por ejemplo, y a propósito de lo que se informa sobre países que dan marcha atrás y aumentan las restricciones, preguntamos. ¿De dónde es que proviene el 75% de los turistas que nos están visitando? Sencillo, de Estados Unidos de Norteamérica.

Solo por ese único hecho, de ahí a que la variante delta circule en República Dominicana hay un paso.

A cuidarse pues, y ojalá que las autoridades no anuncien ni emprendan actividades que induzcan a lo contrario.

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