Parece QUE las muertes por accidentes de tránsito continuarán las tendencias de años recientes. A mediados de año las víctimas pasaban de 700 personas. En los años más recientes los saldos fatales se acercaron a dos mil, desde 2014.Este año que se aproxima a final las autoridades han estado atentas al problema, y lanzaron varias campañas de sensibilización. La más reciente sobre educación vial.

Esta semana que termina hoy deja varias víctimas de accidentes, muertes que al final parece que sólo preocupan a sus familiares, al margen de las secuelas que padecen los sobrevivientes y sus familiares.

Ahora que vemos cómo se incrementan esos eventos, desde antes de que se aproximen las mayores celebraciones de este mes, es conveniente, necesario, detener la marcha, o al menos, desacelerar.

No ha sido medido por ninguna institución, pero para estos días, se percibe en las calles un “acelere”. Más gente se transporta de un lado a otro, más gente comprando y consumiendo, con demasiado prisa.

Ese comportamiento se acentúa en todas las expresiones del diario vivir. Pero no conduce a nada bueno.

Vendría bien preguntarse: ¿Qué tan acelerado ando yo en estos días? En cualquier caso, pensar en una respuesta sería bueno. Así lo aconseja la prudencia. Si se está muy acelerado, no resultaría malo frenar, o mejor, bajar la velocidad.

Aconsejamos a las personas presionar más suave el acelerador. El acelerador del vehículo y el acelerador de la vida. El mundo no termina en diciembre. Muchos ponen fin a sus días por andar sin guardar las cautelas.

Las expresiones de muchas personas acerca de cómo se han puesto las calles con ese estado angustiante que los impulsa, sumado al complicado tránsito, obliga a bajar la velocidad. Y hacer sólo lo que se pueda, sin matarse en el camino.

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