Como la misión de los medios es ejercer críticamente la libertad de expresión, especialmente frente a quienes detentan el poder, no siempre vemos el conjunto, las buenas acciones.
Nos conformamos con el entendido de que los elegidos para gobernar solo cumplen con sus deberes, y en esa condición deben desempeñar sus roles, sin esperar reconocimientos.

Otras veces, los ciudadanos reaccionan ante los problemas que los afectan, y cuando se adoptan medidas que tienden a mejorar los entornos o impactan la calidad de vida, simplemente las acogen como parte de una normalidad siempre deseada.

Todo esto para decir que hay una perceptible mejoría del servicio eléctrico en una parte importante del territorio de la República. Los apagones no son la pesadilla de otros tiempos.

Tiene que ver con el nuevo enfoque de quienes gobiernan. En el pasado no muy lejano, el servicio se degradó tanto que surgió la versión de que los apagones se debían simplemente a que las empresas distribuidoras de electricidad, es decir, el gobierno, no honraban oportunamente sus compromisos con los generadores.

Acabamos de ver una noticia poco relievada de que el gobierno saldó deudas a los generadores por US$300 millones. Andrés Astacio, vicepresidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad, así lo reveló en el programa Aeromundo.

Según explica el funcionario, pese a que una de las plantas de Punta Catalina salió de servicio, no se ha desatado una crisis en el servicio, porque “las empresas están suministrando de manera ininterrumpida el 96% de la demanda nacional de energía”.

El dato delata claramente el juego que sufrían los dominicanos con los grandes apagones. Se retrasaba el pago de las distribuidoras a los generadores y estos apagaban. Era una perversidad compartida y sufrida por la población.

Ahora el mantenimiento del servicio eléctrico cobra otra dimensión. Es esencial para el año escolar a distancia. Si falla, colapsa también el plan a través de estaciones de radio y televisión o vía Web.

Debemos celebrar el servicio eléctrico relativamente estable. Eso sí, caro. También hay que decir que algunas empresas y familias gastan menos en combustibles o en sobreuso de inversores.
Esperamos que esto se mantenga. También ayuda a la paz social. Las protestas por apagones serían cosas del pasado.

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