El programa de gobierno de Luis Abinader fue concebido antes del impacto de la covid-19. Aprobado en febrero de 2020, requeriría una adecuación a la nueva coyuntura.
No somos tan expertos para decir alegremente “hay que reorientarlo en esta o aquella dirección”. Pero el sentido común sugiere que todo ha cambiado y hay que determinar qué hacer un año después de la pandemia.

El presidente Abinader es economista. Se ha dedicado a estudiar el país y tiene los expertos del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo. Tiene el equipo económico del gobierno y el Banco Central, en capacidad de otear el panorama, y ver cómo generar los giros necesarios al programa preconcebido y hacer las propuestas nuevas.

Además de sus colaboradores, el presidente Abinader tiene otra ventana abierta: el diálogo político y social. Él tuvo la iniciativa desde que asumió el poder y ha reiterado su deseo de dialogar, pero inexplicablemente no da el primer paso.

El diálogo con todos los sectores también es otra fuente de información para robustecer las ideas, no ya para modificar las políticas imperantes hasta el 16 de agosto, sino para encarar los retos del futuro ante una circunstancia tan inédita.

El presidente Abinader está empeñado en recuperar los empleos y apoyar los nuevos emprendimientos. Un palazo por aquí y otro por allá. Muchas obras anunciadas y otras comenzadas. Pero la crisis obliga a algunas reflexiones profundas, trascendentes, a revisar los presupuestos iniciales y acometer iniciativas a partir del análisis de la nueva realidad.

El Producto Interno Bruto (PIB) terminó el año pasado con una caída de hasta -6%. Reacciona positivamente en el transcurso del año actual, avanza el programa de vacunación, hay optimismo en la población, pero es necesario preguntar, ¿sobre qué bases construimos el futuro?

Es tiempo de analizar cuáles nuevas medidas pueden desatar un verdadero crecimiento económico con inclusión social, cómo los empresarios pueden continuar enriqueciéndose, cómo la clase media se recupera y asciende a mejores estadios y cómo los pobres pueden dejar atrás el hambre, la iniquidad social en que viven y pasar a estadios superiores de vida.

Nadie más que el presidente Abinader y su gobierno para liderar la nueva cruzada a que obliga la gran crisis. El Presidente tiene la palabra.

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