El ayuntamiento del Distrito Nacional lanzó un operativo para recuperar espacios públicos en la avenida Duarte, invadidos por particulares. Fue una acción combinada con la Policía, el Ejército, el equipo de Ciudad Tranquila y la Dirección de Migración (DGM). El propósito es desarrabalizar importantes áreas.
Lo hicieron en horas de la madrugada. Imaginamos que el propósito fue evitar conflictos, aunque el reporte incluye la detención de 57 extranjeros ilegales.
Asumimos que la acción forma parte de un programa, de un plan que debe ir más allá de la avenida Duarte.
El Distrito Nacional, como otras ciudades del país, está muy impactado por las ocupaciones de espacios públicos degradantes de los entornos y el ambiente.
En el Distrito, las ocupaciones no tienen límites. Igual puede encontrarse un tarantín o una caseta improvisada en arterias importantes como en una calle de cualquier barrio.
Hay aceras tomadas totalmente. Calles reducidas en sus dimensiones por construcciones ilegales improvisadas por personas que se establecen con todo y familia o montan negocios.
Un caso llamativo es el de la avenida Central en el sector Galá, convertida en un callejón donde el tránsito es casi imposible. Y con la indiferencia de las autoridades municipales, de antaño, la gente continúa tomando espacios sobre esa vía, que sirve de desahogo para quienes transitan por la avenida John Kennedy.
Pero igual pasa con cualquier otra calle, donde se improvisan talleres de mecánica, “comedores” o negocios de todo tipo.
Es decir, la ciudad ha sido tomada sin que haya una reacción en la proporción debida. No es una cuestión de ahora, es un viejo proceso de ocupación y degradación de los espacios públicos.
La actual administración del Ayuntamiento del Distrito Nacional, si en realidad está empeñada en encarar a fondo el asunto, haría una magnífica contribución a la mejora del ambiente de la ciudad Primada de América.
Lo iniciado en la madrugada del 18 de diciembre debe continuar a profundidad.
