La República Dominicana ha tenido incursiones memorables en el Clásico Mundial de Béisbol, por lo que el país está expectante y todos los corazones laten a mil porque hoy, en Miami, es la primera aparición del equipo representativo de los colores patrios en la edición de este año de ese importante evento.

El escenario está servido para que durante los próximos días el pueblo dominicano, los buenos y verdaderos dominicanos, prácticamente se desconecten de la realidad, como suele suceder en fechas similares en que nuestros atletas compiten en diferentes disciplinas, aparentemente ajenos a sus vicisitudes y a su diario trajinar.

Talvez acontezca así porque se dice que es la manera como los pueblos se sobreponen a sus derrotas y a sus frustraciones cotidianas.

Desde hoy en el primer compromiso en contra de los hermanos venezolanos, comienza el noble sufrimiento, se empezará a pujar para que lleguen esos triunfos que el pueblo considera como suyos, que le pertenecen y por los que se siente orgulloso.

Es un sentimiento de “lo dominicano”, que no se puede entender fuera del país, y que se manifiesta ahora con el mundial de béisbol, pero que ha sido así una y otra vez con las Reinas del Caribe en el voleibol, y como lo fue con Félix Sánchez, lo que es la expresión del “alma nacional”.

Podría ser una cuestión de chauvinismo o simplemente mentalidad insular, como seguramente nos ven y piensan aquellos que se jactan de ser ciudadanos de un mundo global. Esos sin fronteras que son incapaces de comprender a un tipo de gente que ve a su país como algo auténticamente grande y que goza con pasión cada éxito de sus deportistas.

Al que no nos conoce le puede extrañar, entonces, cómo la alegría de un triunfo deportivo se convierte en un hito que, por una vez, por un instante, hermana a todos los dominicanos.

Ojalá que esa hermandad momentánea pueda servir para que se tome conciencia, principalmente a nivel de la clase política, de lo poderosa que puede ser la unidad detrás de un objetivo que nos identifique a todos.

La meta a partir de hoy es ganar el Clásico de Béisbol. No necesariamente en forma invicta, pero que alcance para reafirmar el orgullo de que a los ojos del mundo la República Dominicana es capaz de mostrarse auténtica y grande.

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