Los dominicanos celebramos un año más de la separación de Haití, después de 22 años de unión. La presencia haitiana en 1822 bajo el mando de Jean Pierre Boyer fue consecuencia inevitable de la incapacidad de España para mantener su predominio en la parte Este de la isla, con sus políticas opresivas, una mezcla de esclavitud y feudalismo tropical, el interés haitiano por proteger su recién alcanzada independencia de las potencias europeas, y un manifiesto deseo de negros, esclavos e importantes actores económicos de la parte Este de acogerse a la realidad que imperaba al Oeste de la isla.

Pese a 22 años de presencia haitiana y un persistente afán por fusionar dos culturas muy diferenciadas, se fue afirmando un sentimiento de identidad de los pobladores del Este, lo que sumado a las políticas opresivas de Boyer, más las presiones económicas por las penalidades que le había impuesto Francia para reconocerlo como Estado, estimularon la idea de separación.

Naturalmente, la inestabilidad en Haití después de la caída de Boyer, y los brotes de libertad que la acompañaron, incluida la celebración de una Constituyente que aprobó una nueva Constitución en 1843, mucho más democrática que la de 1816, estimuló a quienes compartían ideas separatistas en el Este.

El 16 de enero de 1844, una fecha poco recordada, se produjo un acontecimiento que vendría a ser un adelanto para lo que ocurriría el 27 de Febrero. Bullía un sentimiento en pro de la separación. Todos los grupos que así pensaban parecían coincidir, y eso permitió la divulgación de un manifiesto que justificaba las ideas independentistas.

El camino propio emprendido consolidó el sentimiento de Nación, y con el mismo, la proclamación de la República. Se abría un nuevo capítulo en la vida isleña. Luchas y batallas frente a los vecinos para asegurar el Estado Nacional.

Han pasado 177 años y seguimos construyendo el sueño de Nación, nacido con virtudes y defectos, pero muy persuadidos de que la lucha por la justicia social continúa. Que los dominicanos siempre sabrán levantarse frente a los déspotas, nativos o extraños.

En este nuevo aniversario de la proclamación de la República, renovemos la dominicanidad con fervor patriótico y respeto por nuestros padres fundadores.

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