Discurso de Celso Juan Marranzini, presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), con motivo del 60 aniversario de la institución

Presidir la Asociación de Industrias de la República Dominicana al conmemorarse el 60 aniversario de su fundación, es un honor y un orgullo.

El sector industrial ha sido clave, tanto en el crecimiento del país como en alcanzar nuevos niveles de bienestar económico y social. Esa historia ha sembrado sólidos pilares para nuestro presente y para nuestro futuro como nación.

Es una historia de vicisitudes, luchas, obstáculos, pero también de buena voluntad, coraje, diálogo, propuestas, avances, logros, encuentros y desencuentros. Nada de eso es ajeno al ser humano.

Somos una nación orgullosa de lo hecho aquí, con los pies en la tierra y la mirada en un horizonte de oportunidades para todos. Así trabaja la industria, pensando en el bienestar de todos.
Y es por eso que, quiero dar gracias a todos los que nos han precedido y han sembrado lo que hoy somos.

Gracias a nuestros fundadores y a las generaciones que condujeron a la asociación en los años siguientes. La AIRD tiene hoy la fortaleza como instrumento clave para la reindustrialización, gracias a sus socios y más de 35 organizaciones a nivel nacional.

Gracias al gobierno actual del Presidente Luis Abinader y a los anteriores que han apoyado la industrialización, en un entorno con estabilidad política y económica que han permitido al país avanzar. La industria ha contribuido en forma determinante con esa estabilidad a través de los empleos de calidad y de los aportes al fisco para financiar las tareas del Estado.

El poeta Mario Benedetti señala que el futuro viene y que lo definimos cada vez más nosotros y menos el azar. Y yo añadiría que no es que viene, es que ese futuro ya llegó y tenemos que definirlo cada vez más nosotros y menos el azar, por eso hablamos de visión, oportunidades y aportes concretos a la modernidad del país.

El futuro se crea ahora y hay que estar atentos a las tendencias globales, a las decisiones oportunas y a los cambios inaplazables. Ese futuro de la industria tiene cuatro pilares fundamentales:

1. Ser resiliente, capaces de soportar las crisis, como la del COVID-19, los problemas de abastecimiento y los altos precios de la oleada inflacionaria post pandemia y ahora por los ataques de Rusia a Ucrania.

Hoy exhibimos una industria fuerte. A finales del año pasado anunciamos una serie de inversiones industriales por más de 80,000 millones de pesos que generarían más de 80,000 empleos; hoy tenemos la noticia de que aproximadamente el 50% de esas inversiones están YA en ejecución.

La resiliencia nos exige mayores esfuerzos para aumentar el valor agregado de los productos manufacturados aquí. Dos vías hacen esto posible:

– Integrando más materias primas
HechoenRD a los productos terminados.
– Convirtiendo materia prima que hoy se destina a la exportación en productos que conquistarán mercados de destino.

Otro elemento clave es fortalecer los encadenamientos. Es decir, impulsar y facilitar las ventas de la industria a diversos sectores generadores de divisas como las zonas francas y el turismo. Tenemos que hacer de esto, eslabones fuertes con sentido de permanencia. Así tendremos una fuente inagotable de creación de empleo, atracción de inversiones y exportaciones, sobre todo en medio de la tendencia hacia la reindustrialización en países cercanos a Estados Unidos (near shoring). El rol del Estado es clave facilitando e incentivando el proceso con una visión de largo plazo.

2. El segundo pilar es la innovación. Ya hemos hablado reiteradamente de la Industria 4.0, y de la cuarta revolución industrial. Debemos avanzar más en cuanto a la innovación aplicada, los proyectos de investigación, el vínculo con las academias, desarrollo de patentes y el incremento constante de la productividad y de la calidad.

Pero todo eso se queda en simple enunciado si no centramos el desarrollo industrial en el ser humano, en ciudadanos educados con los niveles del primer mundo, en políticas públicas coherentes, sostenibles y predecibles. Transformación digital es algo más que muchas pantallas, titulaba recientemente un periódico europeo. Es que sin el capital social de la educación nada se transforma.

Esa innovación demanda la capacitación continua de nuestros colaboradores que jugaron un rol heroico durante la pandemia y que están dispuestos, junto a la dirección de sus empresas, a darlo todo por una industria cada vez más fuerte.

3. La industria del futuro es social y ambientalmente responsable. Incluso más allá de las normas, comportándonos como ciudadanos corporativos en nuestra relación con el medio ambiente, colaboradores, consumidores y sociedad. Transformemos cada vez más nuestras empresas a favor de la eficiencia energética y de la economía circular. Les aseguro que este ejercicio será sostenible y rentable.

4to. El futuro está marcado por el pilar de la flexibilidad. Los mercados internacionales son cambiantes. La pandemia y las tensiones geopolíticas han acelerado muchos cambios en el mundo. La industria que no se adapte, desaparecerá.

Esa flexibilidad requiere también que nuestro marco jurídico se adapte a las cambiantes circunstancias. Por ejemplo, debemos apoyar al Estado en su esfuerzo por la eliminación de toda burocracia innecesaria, hasta alcanzar la necesaria burocracia cero. Otro ejemplo cercano es el del Código de Trabajo, que es del pasado, y que requiere cambios sustanciales para ser el instrumento jurídico que trabajadores y empresas necesitan para la generación de empleo formal y el desarrollo sostenible de la nación.

Para asumir estos pilares, los industriales tenemos múltiples desafíos. Quiero resaltar algunos:

  • Estamos llamados a continuar impulsando la internacionalización de nuestras industrias. No sólo exportando más y mejor, sino también colocando nuestras empresas en esas naciones. Ayer acompañé al Ministro Bisonó a la inauguración en Puerto Rico de DIESCO, una empresa dominicana que expande sus mercados con insumos de su planta en RD. Eso es el futuro, pensemos en grande.
  • Involucrar a las nuevas generaciones. Sea una empresa familiar o no, la presencia de las nuevas generaciones, la construcción de simbiosis intergeneracional y de liderazgo femenino se hacen necesarias, así como el fortalecimiento de los gobiernos corporativos en las empresas. La industrialización depende de que las nuevas generaciones ocupen puestos de liderazgo y se hagan sentir con sus aportes, construyendo sobre los logros alcanzados por las generaciones que les anteceden y a quienes hoy llamo “Los Patriarcas Industriales”.
  • Otro desafío es Actuar siempre bajo la guía de una visión de largo plazo, focalizada en las actividades productivas y en el vínculo producción-bienestar social-empleo de calidad, desde el país y como sector- nuestra Estrategia Nacional de Desarrollo.
    Recordemos que las grandes potencias industriales del mundo, como Estados Unidos o China, constan de formidables planes como Manufacturing USA y Made In China 2025.

La Asociación de Industrias de la República Dominicana celebra 60 años, que conforman una maravillosa historia.

Contamos esta historia con orgullo, pero queremos que esta sea algo más, un impulso para recomenzar renovados, todos aliados, industria, gobierno, colaboradores, sociedad, de cara a un propósito alcanzable: ser una potencia industrial.

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