Hoy se cumple el 177 aniversario de Independencia Nacional, un heroico proceso de liberación y fundación de la nación, el cual fue ideado y dirigido por Juan Pablo Duarte, el más grande de los dominicanos de todos los tiempos.
Duarte es el verdadero padre de la patria dominicana, el fundador de la nacionalidad y uno de los dominicanos más nobles y puros que ha tenido la nación en toda su existencia. Todos los que habitamos esta patria debemos rendir homenaje permanente a quien fue el precursor de las ideas libertarias, siendo un mozalbete de menos de 25 años, y quien tuvo la osadía e inteligencia de desarrollar una estrategia político-militar que hizo posible alcanzar la Independencia Nacional el 27 de febrero de 1844.

Si hoy tenemos patria libre y podemos celebrar un aniversario más de la Independencia, es porque Duarte tuvo la visión, la osadía, la fe y la acción para convertir en realidad los sueños libertarios que vio en la Europa liberada del siglo XIX. Duarte pensó en la independencia, dio todo los pasos para lograrla, pero sobre todo, se cimentó en la firme creencia en Dios para alcanzar sus anhelos libertarios.

Y es que Duarte fue, por sobre todas las cosas, un hombre de fe. Dios siempre fue la base de todos sus actos y en cada acción que ejecutó. Cuando fundó la Trinitaria en 1838 lo hizo en “nombre de la santísima, augustísima e indivisible trinidad de Dios Omnipotente” y le puso como lema de la nueva república a “Dios, Patria y Libertad”.

En todo momento le pidió a Dios que le diera salud, visión, fortaleza y firmeza para no decaer en su ruta por alcanzar la libertad plena de la patria dominicana. Dice la Biblia en Hebreos 11: “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, y que sin fe “es imposible agradar a Dios”. Duarte siempre tuve fe en Dios y su misericordia, en sus ideales de libertad e independencia.

Duarte tuvo fe y confianza en el grupo de jóvenes trinitarios que junto a él sembraron la chispa de la liberación a pesar de que luego fueran declarados “traidores a la patria”, perseguidos y desterrados. Duarte siempre tuvo fe en que nuestra nación debía ser libre, soberana e independiente de cualquier nación y que nosotros como república podíamos caminar solos en el concierto de países del mundo. Duarte siempre tuvo fe en que a pesar de que los malos dominicanos intentaron y lograron anexar el país a otra nación, la República Dominicana saldría triunfante y libre.

En este 177 aniversario de la Independencia Nacional podemos afirmar que Duarte es un gran ejemplo para todos. Un ejemplo actual, un ejemplo que debemos imitar cada día en cada una de nuestras acciones de hoy. Duarte no es una efeméride ni un simple referente histórico. Duarte es un gran hombre de fe y de siembra de valores que hoy todos debemos cultivar. Duarte es un ejemplo de patriota, de político, de estratega militar, de servidor público, de un ser humano lleno de ideales, un hombre desinteresado que puso siempre los intereses de la patria y la nación por encima de sus intereses. El mejor homenaje que podemos rendirle a Duarte y a los héroes forjadores de la Republica Dominicana, no es haciendo actos sólo en este día o este mes de la patria, sino siendo consecuentes e imitadores de su ejemplo en toda nuestra existencia.

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