Es bíblico (Eclesiastés 9:18): “Una manzana podrida echa a perder todas las de una cesta”. Eso se entiende. Lo que no se entendió, ni tiene lógica, es la generalización que hizo el comisionado Vila del Castillo al afirmar que todo en la Policía Nacional estaba podrido, conformada por una estructura corrupta que comenzaba en la cabeza, “obligando al último raso a pertenecer a ella”. El primer fallo es que al director lo designa el presidente de la República por lo que, se presume, salvo que Vila disponga de pruebas en contrario, ese cargo no se compraba. A leguas se ve que es injusto al meter a un conglomerado de más de 35 mil almas en el mismo saco. El que pensaba que había algún policía honesto, que olvide eso.

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