A propósito del destemplado comunicado de la Embajada de los Estados Unidos hay que recordar que esa nación no se ha dignado todavía, durante la gestión de Biden, de designar un embajador por lo que el Encargado de Negocios está a cargo. Quizá por eso los gringos andan como chivos sin ley, como si estuvieran en un corral, lo que quizá motivó hace varias semanas a la subsecretaria Uzra Zeya a exigir a Abinader en su cara y en el Palacio Nacional “servicios a los haitianos y los dominicanos de ascendencia haitiana”. Cuánta falta de tacto y que falta hace alguien que guarde los modales propios de la diplomacia, como la señora Robin Bernstein, de grato recuerdo entre nosotros por su gracia y prudencia y porque hasta bachata bailaba.

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